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Hace falta mucho para levantar a Esmeralda, la niña que sobrevivió al volcán
Eran las 11 de la mañana del 3 de junio de 2018 cuando las comunidades en las faldas del volcán de Fuego escucharon la explosión. En cuestión de minutos dejó viviendas, cultivos y familias desaparecidas entre lava y cenizas. El saldo: 202 muertos y 229 desaparecidos. Las imágenes fueron abrumadoras: 186 de viviendas soterradas entre cenizas e […]
Publicado el 16 Mar 2021

Hace falta mucho para levantar a Esmeralda, la niña que sobrevivió al volcán

Eran las 11 de la mañana del 3 de junio de 2018 cuando las comunidades en las faldas del volcán de Fuego escucharon la explosión. En cuestión de minutos dejó viviendas, cultivos y familias desaparecidas entre lava y cenizas. El saldo: 202 muertos y 229 desaparecidos.

Las imágenes fueron abrumadoras: 186 de viviendas soterradas entre cenizas e inmensas rocas, el lugar es ahora un camposanto.

1.7 millones de personas fueron afectadas, pero también se reportó vida: 8 mil 866 sobrevivieron. Y uno de los momentos más conmovedores fueron aquellas escenas cuando agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), rescataron a María Esmeralda, la bebé de seis meses cuyo rescate conmovió a las redes sociales.

María Esmeralda estaba con toda su familia, atrapada en su vivienda a donde la lava no llegó apenas por metros. ConCriterio, vía el teléfono, llegó la casa de los López, en Masagua, Escuintla, donde su papá, Aroldo López, de 36 años, años cuenta que la pequeña ya camina y pronuncia sus primeras palabras:

Ella está bien gracias a Dios. El 7 de diciembre cumplió tres años y está sonriente como siempre. ¿Ya dice sus primeras palabras? aunque es algo tímida porque quedó algo traumado con lo de la erupción.

 

 

La historia de María Esmeralda trascendió las fronteras: la vida de la niña se vio como un “pedacito de esperanza” entre tanta conmoción, así lo describió el cantautor Ricardo Arjona, quien, meses después, construyó a esta familia y 5 más una vivienda en el kilómetro 81.5 en Coyuta, Masagua, Escuintla.

El jefe de hogar de esta familia trabajaba en los campos de golf de la finca La Reunión, que también quedó bajo las cenizas. Y con eso desapareció la oportunidad laboral del papá de Esmeralda, cuyas circunstancias solo se agravaron con la pandemia:

No he conseguido un trabajo fijo, trabajo 8 días me suspenden 5, pero ahorita no tengo trabajo. Tenía un empleo de guardia de seguridad: me hicieron pagar el uniforme y en 15 días, sin razón, me dieron de baja. Usted.  ¿tenía experiencia? No, pero por necesidad, tengo cinco hijos y los tengo que mantener.

Fotografía tomada días después de la tragedia del volcán

Los cinco están en edad escolar, pero no todos van a la escuela por la precariedad en la que se encuentran los López. El mayor de 16, ahora lleva dos años sin estudios:

Él había sacado 1° básico, pero se quedó estancado. Mi niña, la más grande, está en 6°, una en prepa y otra en segundo.

Mirtala de López, de 32 años, también conmovió con el relato del milagro de vida en 2018:

“Empezó a temblar todo, empezó a entrar todo, se fue la luz, tronaba fuerte y temblaban las paredes. En ese momento como que alguien me habló y me dijo que buscara el ropero y jalé a mis hijos y los metí a todos ahí”.

 Tres años después de la tragedia las secuelas no desaparecen:

“No he podido olvidar lo que viví y cuando me recuerdo me duele”

Esta familia vivía en la comunidad Los Lotes, a los tres meses de la tragedia regresaron al área del desastre con la esperanza de rescatar algunas pertenencias, el momento fue impactante:  ¡ah! fue recordar a muchos amigos y familias con las que convivíamos y en un abrir y cerrar de ojos los perdí de vista, fue como una película en blanco y negro.

La señora no tuvo las fuerzas para llegar hasta lo que era su casa:

“No quise entrar era muy duro para mí”.

La familia López atraviesa momentos difíciles aún más complicados con la pandemia: si alguien sabe de un trabajo, que me brinde una oportunidad porque lo necesito. Y pese a las adversidades agradecen ser sobrevivientes:

“Es un milagro de Dios, una segunda vida, y una segunda oportunidad”.

 

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Henry Bin

Periodista

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