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Trío dinámico opositor: Alan, Sandra y Álvaro
Con ese liderazgo de oposición, el presidente Arévalo lleva las de ganar hasta con las manos atadas.
Publicado el 05 Jul 2024

Si Bernardo Arévalo tuviera al otro lado de la cancha a un opositor con poder, uno solo, con capacidad de inspirar en la ciudadanía otra cosa que no sea apatía o notorio rechazo, las cosas para él serían distintas. Pero no lo tiene. La oposición guatemalteca y sus líderes huelen a naftalina.

Alan Rodríguez, Álvaro Arzú y Sandra Jovel son los líderes presuntos o voceros autonombrados de la oposición en el Congreso. A ninguno de ellos se les puede ver como figura prometedora de otra cosa que no sea volver a los tiempos de Alejandro Giammattei y Jimmy Morales. Al alegre robo y al privilegio rampante para unos pocos. Joviel Acevedo juega en el equipo de estos tres diputados, pero, ¿quién quiere, para persuadir al electorado, semejante compañía?

Alan Rodríguez se desgañita tratando de infundir desconfianza en los manejos del gobierno y solazándose de la inhabilitación de los diputados del partido Semilla, pero su protagonismo y enriquecimiento en el gobierno de Giammatei hace inaceptable su postura.

Álvaro Arzú Escobar pudo ensayar un método más creativo, más propositivo de oposición para no mostrarse como más de lo mismo, pero es evidente que la imaginación ni la visión ideológica le dan para otra cosa. Sandra Jovel sigue en su prédica contra la agenda 2030. Tiene más poder de convocatoria un pastor improvisado en el Parque Concordia que la diputada con semejante tonadilla.

En el plano judicial, Consuelo Porras y Néster Vásquez, tampoco entusiasman a las multitudes. Los aplauden a rabiar los que han logrado deshacerse de las acusaciones de corrupción y van rumbo a recuperar sus fortunas mal habidas, pero pare de contar.

La precaria victoria con sabor a derrota en el Colegio de Abogados para el equipo de postuladores del magistrado presidente de la Corte de Constitucionalidad, así lo atestigua.

En el plano de la depredación del presupuesto, Miguel Martínez, se ve obligado a disputar con el nuevo gobierno cada espacio que creía enteramente suyo desde la administración anterior. La compra de medicamentos, el pago a la obra pública ya contratada, los bolsones de plazas públicas en instituciones como el Registro Catastral. Los puertos. El banco de los Trabajadores. Hasta ahora, su cuadrilla de diputados ha podido hacer poco, o han sido enteramente inefectiva para garantizar sus intereses en esos negocios.

En suma, la oposición es un terreno yermo, nada fértil y aburrido, donde no surge una idea que suponga alternativa. Son capaces de plantear obstáculos al gobierno dado su dominio del poder Judicial pero para atraer adeptos a su causa se muestran muy hábiles.

Vaya suerte la del presidente Arévalo, que, por otra parte, tanta dificultad enfrenta para persuadir a alguien de que con su gobierno el país tiene un futuro esperanzador.

Hasta hoy, aparecen solo dos políticos como posibilidad de suceder a Arévalo o con opción de plantear un proyecto alternativo al suyo. Por un lado, está Carlos Pineda, quien torpemente ha logrado lo opuesto de lo que se proponía al variar su imagen de disruptor y crítico del sistema hacia una posición de defensa del viejo régimen. En cambio, Roberto Arzú, que no antagoniza a Bernardo Arévalo, pero le cuestiona su escasa determinación para alcanzar los objetivos que lo llevaron al poder, ha logrado pasar de ser un actor del sistema a presentarse como alguien que viene de afuera a desafiarlo. Y ahí parece haber más posibilidades de persuadir a alguien. Ninguno de ellos tiene poder político real. Pero son más digeribles que sus contrapartes con una curul o con una posición en el MP y en las Cortes.

Juan Luis Font

33 años de hacer periodismo, reportear, conducir, fundar y dirigir medios.

Sobre Juan Luis Font

33 años de hacer periodismo, reportear, conducir, fundar y dirigir medios.