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10 millones de pares de zapatos escolares sin vender, uniformes sin confeccionar y útiles que quedaron en la bodega
Este 2021 las clases arrancaron de nuevo tras una computadora. Basta con salir de la habitación y pasar a la sala o la cocina, el año continúan frente a una pantalla: algunos con media pijama o un polo, pero el uniforme se eliminó de la jornada diaria de estudios. El lunes la ministra de Educación, […]
Publicado el 27 Ene 2021

10 millones de pares de zapatos escolares sin vender, uniformes sin confeccionar y útiles que quedaron en la bodega

Este 2021 las clases arrancaron de nuevo tras una computadora. Basta con salir de la habitación y pasar a la sala o la cocina, el año continúan frente a una pantalla: algunos con media pijama o un polo, pero el uniforme se eliminó de la jornada diaria de estudios.

El lunes la ministra de Educación, Claudia Ruiz, envió una nota a los colegios para notificar que el uniforme no es obligatorio mientras los chicos estén en casa.

La mayoría de los establecimientos ya no lo usaba desde marzo del año pasado cuando las clases pasaron a ser en línea y eso tuvo consecuencias para un sector económico. Cerradas las escuelas: zapateros y sastres perdieron el negocio, también hay impacto en los útiles de estudio.

 

Los datos son reveladores:

Unos 10 millones de pares de zapatos no lograron salir de las fábricas y tampoco de los aparadores. Ya no hay quién los compre.

Mario Mejía, vicepresidente de la gremial de Calzado:

 “En diciembre prácticamente no se vendió casi nada de zapato escolar y todo el año estuvimos con ventas alrededor de 70%  de lo que regularmente se vendía en todo el año”.

La industria en Guatemala produce cada año unos 25 millones de pares de zapatos y este año la producción se prevé baje a 45%. Las ventas de calzado para ir a la escuela se vinieron en picada con las clases en línea.

“Hay mucha incertidumbre en mayoristas y tenderos en comprar zapato escolar por las disposiciones del Gobierno. Ahora salieron a decir que no hay obligación de tener el uniforme y los zapatos -escolares- y hay anulación de pedidos de parte de los clientes”.

Solo las ventas en la educación pública se calculan en 2 millones de pares. En la crisis, la industria se enfoca en el futuro, pero tampoco es prometedor: sandalias para el verano.

Sastres en crisis 

El mercado escolar incluye también la confección de uniformes. El timbre de la puerta de la sastrería del señor Abel Lios, 78 años, estuvo en silencio:

Nosotros estamos fregados, el año pasado apenas terminamos un poco -de uniformes- pero este año no hay nada.

Los pedidos escolares desaparecieron, hace uniformes, pero para otras entidades y también “chapuses” dice:

A veces hacía hasta 100 uniformes, colegios y escuelas nacionales. ¿y ahora nada? Solo estoy haciendo 10 pantalones para un banco y de los colegios no hay nada.

Su sastrería en Mixco funciona desde hace unos 25 años. Se considera un afortunado porque tiene otros ingresos de alquiler, pero cuenta que algunos colegas suyos están en crisis.

Venta de útiles a la baja

A la industria de los útiles escolares no le ha ido mejor: muchos centros educativos prescindieron del cuaderno, la mayor parte de las tareas se entregan en línea.

Carolina Solís, es coordinadora de la Feria Escolar Nacional que por 21 años se ha llevado a cabo en el Parque de la Industria. Ahora está ahí, pero de forma virtual, pero el negocio no es el mismo:

Definitivamente afecta, pero si algo bueno dejó esta pandemia es que las familias se están volviendo más tecnológicas y ahora hay con nosotros más empresas que ofrecen computadoras e insumos para clases en línea.

En esta feria participan unas 30 librerías, editoriales, empresas de tecnología. Por ahora las ventas están bajas, pero esperan que con el regreso de los escolares del sector público se incrementen las visitas en línea.

 

Henry Bin

Periodista

Sobre Henry Bin

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