A Giammattei y su Migue los espera la cárcel en EE.UU.
Pablo Rodas Martini
Alejando Giammattei hará hasta lo imposible porque Bernardo Arévalo no tome posesión el 14 de enero de 2024. Él está absolutamente desesperado porque sabe que si deja el cargo ese día, los EE.UU. pedirán su extradición y la de su pareja unos meses o quizás solo unas semanas después. Irse a pudrir a una cárcel de EE.UU. siendo reconocido como el presidente más corrupto que ha tenido Guatemala en su historia democrática desde 1986, y como el primer ex presidente homosexual de Latinoamérica que viste el traje naranja de las prisiones norteamericanas es mucho para su ego.
Por eso Giammattei quemará todos sus baterías (hasta el momento, menos mal, sin crímenes políticos) con tal de alargar su estadía como presidente, convocando a nuevas elecciones que tendrían lugar uno o dos años más. No es mucho tiempo pero para él se trata de arrastrar los meses. Al final de cuentas él ya casi tiene 68 años, y padeciendo de esclerosis múltiple sabe que no tiene una vida larga por delante. En uno o dos años, ya verá que más puede hacer: quién sabe si anular de nuevo la elección.
Ya no se trata de que Manuel Conde llegue a la presidencia, como se pretendía en los días inmediatos a la primera vuelta. Tampoco se trata de evitar que un presidente de izquierda moderada gobierne el país. O que el gobierno escudriñe todos los gastos públicos y se le envíe a una cárcel en Guatemala. A Conde lo apoyó hasta el final pero no llegó lejos. Arévalo tendrá un Congreso opositor que lo mantendrá a jaque todo el tiempo. En la cárcel en Guatemala ya estuvo y salió campante a los pocos meses.
Ser enviado a EE.UU. es algo muy diference. Los gringos no bromean cuando se trata de extradición: le tocó a Manuel Noriega, a Alfonso Portillo, y a Ricardo Martinelli. Y es evidente, con la enorme presión que EE.UU. ha puesto para que se respeten los resultados electorales, que ya le estarán armando el caso. No lo harán, por supuesto, mientras él sea presidente, pero sí tan pronto deje el cargo. He ahí porque es un asunto de vida y muerte para Giammattei el alargar su período presidencial. Y dado que controla todas las instituciones clave del país: Ejecutivo, Corte Suprema de Justicia, Congreso, Ministerio Público, Contraloría de Cuentas, y Procuraduría de Derechos Humanos, con cierta duda acerca de la Corte de Constitucionalidad, y al Tribunal Supremo Electoral, el cual dio la orden de desmontar, permanecer en el poder es algo que para él es realizable.
Cuando se tienen casi 68 años y se padece de una enfermedad que a medida que se envejece acelera otras dolencias, lo que se necesita es uno o dos años más como presidente. De ahí quizás por anciano y por su precaria salud física, se anule su extradición. O de repente, Donald Trump gane de nuevo la presidencia -marcha por encima de Joe Biden en las encuestas- y la nueva administración tire su caso a la basura.
Y, por supuesto, se trata de que su Migue, tampoco sea enviado a una cárcel en EE.UU. En Guatemala se pueden construir una mansión y rodeados de las paredes más altas y gruesas para que no se mire ni se escuche nada, y con muchos guardaespaldas puedan disfrutar de la fortuna que «tanto se afanaron por acumular.» Con un Congreso dominado por partidos del Pacto de Corruptos, él podría continuar siendo el gran titiritero tras bambalinas. Además ya le tomaron la medida a Bernardo Arévalo y Semilla: izquierda de salón que al avalar los bloqueos quemaron mucho de su capital político con las clases popular y media pues solitos demostraron que pueden llevar al país al caos y la paralización. Los diputados del Pacto de Corruptos, con interpelaciones y citaciones al Congreso por parte de las comisiones y las bancadas, tendrían a los ministros de Semilla todo el tiempo en ese nido de víboras, lo que no les permitiría gobernar. Sin mencionar que doña Consuelo y la Corte Suprema de Justicia seguirían haciendo de las suyas.
Giammattei ha logrado crear el «sistema político perfecto.» Para él Otto Pérez fue un burro de primera categoría pues se dedicó a robar como Giammattei lo ha hecho pero sin haber desmontado a la CICIG de primero. Para él Jimmy Morales, carente de experiencia política previa, fue mucho más astuto pues sacó a la CICIG y armó el Pacto de Corruptos en el Congreso. Sin embargo, Giammattei se precia de su inteligencia y «pulió como un diamante» la herencia que había recibido de Morales.
Durante sus cuatro años él ha mantenido el control absoluto del Congreso, alineando a todas las bancadas del Pacto de Corruptos, incluyendo a diputados independientes. La fórmula para eso ha sido sobresueldos mensuales y entregados religiosamente: en otras palabras duplicando sus ingresos oficiales mensuales, con la ventaja para ellos de que ese sobresueldo no es afecto a impuestos, y bonos extras, algunos muy elevados, cuando se necesita de que aprueben cierta ley o voten de cierta manera, como hace unos pocos días para que le retiraran el derecho de antejuicio a varios magistrados del Tribunal Supremo Electoral.
Contrario a Morales, que no tuvo tiempo para lograr un control absoluto de las dos cortes, y tuvo que convivir con un Procurador de Derechos Humanos excesivamente crítico, él ha puesto a la gente que ha querido en la Corte Suprema de Justicia, la cual controla como perros muy mansos, en la Contraloría de Cuentas, en la Procuraduría de Derechos Humanos, y no sé diga en el Ministerio Público, donde doña Consuelo hace lo que a él se le antoja: todo lo que él necesita hacer es silvar el pito y la jauría sale en persecución de sus enemigos.
La Corte de Constitucionalidad también la seleccionó a su sabor y antojo, pero por alguna razón -quizás porque algunos magistrados no quieren continuar embarrados con mierda- no le son completamente leales. Pero acentuará sus presiones y los sobornos a estos para quebrar su arrogancia. Lo mismo ocurrió con el Tribunal Supremo Electoral, sobre el cual creía tener un control férreo, pero los cuales se «insubordinaron» y no procedieron a anular los resultados de la primera vuelta, mucho menos de la segunda.
Y sabe que él y su Pacto de Corruptos cuentan con un aliado incondicional: la derecha conservadora, anquilosada, primitiva, encabezada por Ricardo Méndez Ruiz, su Fundación Pro Terror, y militares veteranos, Manuel Baldizón y sus hijos, y tantos otros: esa masa cachureca, conservadora y anti-comunista que siempre ha existido en Guatemala, y a la cual se suma la derecha libertaria, fanática, que le tiene un odio visceral a la izquierda. Esa derecha que se tragó el cuento que doña Consuelo se inventó sobre compra de firmas por parte de Semilla y que morirá diciendo que él no llego legítimamente, pero que si fuera un candidato de derecha quien hubiera ganado, dirían que solo fueron cinco o diez firmas. Esa derecha, en otras palabras, que en su aborrecimiento acérrimo a la izquierda, aunque solo sea una izquierda de salón, considera que doña Consuelo es casi una Juana de Arco, y Giammattei, casi Thomas Jefferson.
Giammattei sabe que tiene el respaldo de esa derecha recalcitrante pues es una derecha que prefiere mil veces perdonar o hacerse la desentendida de que el Pacto de Corruptos han saqueado al país a que llegué Arévalo de presidente. Esa derecha que voto por Jimmy Morales en la segunda vuelta porque como iba a ser que la izquierdista de Sandra Torres llegara de presidente, pero que cuatro años despues, en la misma segunda vuelta, votó sin pensarlo por Sandra Torres porque Bernardo Arévalo se ubicaba en este caso en la izquierda. Giammattei sabe que tiene en la bolsa y que siempre la tendrá a esa derecha guatemalteca fusión de PP y Vox español.
Pero no fue solo eso. Giammattei se jacta de que también acabó con mucha de la prensa independiente. Cerró El Periódico. Forzó la cancelación de La Hora impresa (dejando solo su versión en línea) al quitarle los edictos. Prensa Libre ya no publica los gruesos diarios de antaño porque las empresas no quieren enemistarse con el gobierno, lo que hace que logre solo un puñado de páginas de anuncios cada día. Soy 502 y Publinews impresos son diarios ligeros, con una o dos páginas de política nacional a lo sumo, sin columnistas en su versión impresa el primero, y donde la autocensura prevalece. Los canales de TV son oficialistas o también se autocensuran. Otro tanto con mucha de la radio, la cual parecería que hubiera perdido su coraje. La prensa independiente se ha visto forzada a crear sus medios virtuales, pero eso a él no le preocupa pues sabe que su cobertura no es masiva.
En otras palabras, durante su gobierno él creo un impresionante castillo de naipes como ningún otro presidente lo había logrado en la vida democrática del país. Él demostró que sacar a los militares a la calle para que dieran un autogolpe a su favor no era el camino. Tampoco la represión física como lo hacen en Nicaragua. Le hubiera gustado seguir el modelo de Bukele pero de alguna manera no tuvo la «habilidad» del millennial.
Ahora se trata de concretar un autogolpe aprovechando su control de las instituciones judiciales y legislativas del país. Pero para él no se trata de hacerlo de manera abrupta como Jorge Serrano. Por eso le ha pedido a Manuel Conde, una los autores intelectuales del autogolpe de Serrano, que trabajen en un proceso más sofisticado. Los errores de Serrano se están analizando y se está tomando en cuenta la nueva realidad nacional para provocar un proceso «impecable.»
Entre él y su Migue han robado demasiado. Y aunque contrataron a los mejores lavadores de dinero -quizá algunos colombianos entre ellos- saben que dejaron rastros, y para los EE.UU. basta con una simple evidencia (como el dinero de los taiwaneses para Portillo) para pedir su extradición.
Por eso en las noches, acostados y entre sábanas, se preguntan con su Migue que más falta por hacer. Ahí, en la cama, es donde se toman las decisiones que luego doña Consuelo, el Congreso, o la Corte de Suprema de Justicia implementan. Nunca una cama había sido tan importante, y nunca ninguna esposa o amante de un presidente guatemalteco había sido tan influyente. La que más se le aproxima es Sandra Torres en tiempos de Álvaro Colom, pero bueno, ellos solo estaban casados en el papel.
A él lo aterra irse a la cárcel en EE.UU. Todos aquellos a quienes compró y a quienes ha hecho ricos, no lo visitarían. Sus amigos de antaño ya no lo son. Además a él lo enviarían a una cárcel y a su Migue a otra. Sería la soledad absoluta. Habiendo robado tanto para terminar comiendo en las mesas con otros delincuentes. ¿Y cómo tratarán los otros prisioneros a los gays en las cárceles de EE.UU.?