El 20 de agosto de 2017, Jordán Rodas, asumió como Procurador de Derechos Humanos (PDH), tras recibir los votos de 131 diputados. Pero aquel apoyo se esfumó en una semana.
“Declaro no grato al señor Iván Velásquez Gómez, en su calidad de comisionado de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y ordeno que abandone inmediatamente la República de Guatemala”.
Jimmy Morales, entonces presidente de la República, anunció el 26 de agosto la expulsión de Velásquez y un amparo promovido por Rodas frenó la salida del comisionado. Ese fue el divorcio entre el PDH y los políticos; desde ahí hubo dos hubo dos Jordán: el incomodó y el aplaudido. Rodas:
“Y lógicamente ahí comenzó un distanciamiento por parte de la mayoría de instituciones del Estado, pero un acercamiento con la población, comunidad internacional, pueblos indígenas y movimientos estudiantiles que el contexto exigía una reacción del Procurador de Derechos Humanos”.
Rodas se convirtió en un procurador incómodo, sus acciones ante la Corte de Constitucionalidad (CC) irritaron a los congresistas. Así recriminaba a Rodas, el exdiputado Francisco Tambriz, en una citación de pleno:
“Solo se dedica a amaparitos, ese no es su trabajo”.
Un procurador de luces y sombras, dice Sergio Morales, exmagistrado de conciencia:
Uno de los rasgos más importantes ha sido su independencia y en lo que yo veo como dificultad y quizá por tema presupuestario, fue que la institución se debilitó en algunas áreas o defensorías.
Hace un año Mynor Mejía, diputado oficialista, recriminó a Rodas, su supuesto activismo político:
“Hay videos donde usted mandó a provocar a la población a ir a la Plaza de la Constitución. Usted como funcionario no debe subirse a una tarima ni hacer propaganda que era lo que usted quería”.
Y para enojo del congresista, Rodas respondió:
“…pasa lo del refrán: escuchan campanas y no hay misa, sino un heladero va pasando. Y, discúlpeme, pero usted no me va a dar órdenes si me subo o no a una tarima. Yo sé que tengo que cumplir la Constitución, ese es mi marco de acción”.
El exprocurador Morales, comenta:
Él fue firme y pudo haber ocasionado molestias por su firmeza y eso molesta y como fue quedándose solo en ese espacio de cuestionamiento, fue la persona más desagradable para el poder oficial. No creo que él haya cometido delitos, porque el PDH actúa de acuerdo a su conciencia.
En el Congreso, hasta la risa del PDH incomodaba, así lo dijo Eva Monte Bac, ahora diputada del Parlacen:
Me preocupan las actitudes a la hora que sonríe de una forma que a varios les incomoda, incluyéndome a mí. Y Jordán: Yo lamento mucho que a algunos no les guste mi sonrisa ¡pero así me hizo Dios!
Deysee Cotom, coordinadora de la Asociación Política de Mujeres Mayas Moloj:
Su labor de fiscalización fue bastante visible, su voz se escuchó y esa es la diferencia con otros procuradores que hacían un trabajo con enfoque en la sociedad y no se atrevían a cuestionar las decisiones del gobierno.
Rodás también llegó a incomodar a la academia, grupos de profesionales y estudiantiles afines al gobierno. Y Hada Alvarado, catedrática universitaria y excandidata a rectora de Universidad San Carlos, señala el papel de Rodas, en el proceso electoral.
Le robaron a la universidad tener otro rector y creo que las fuerzas contra Jordán Rodas y la resistencia que él tiene entre diputados y otros sectores, sirvió para que Mazariegos contara con el apoyo para hacer el fraude.
Antes de dejar el cargo Rodas, deberá librar su última batalla ante la Comisión de Derechos Humanos, Manuel Conde, diputado aliado al oficialismo, amenazó:
“no vamos a permitir es que este señor pase una frontera de noche o se vaya a asilar a otro país y no rinda cuentas”.
Rodas, señala que perdió la cuenta de las citaciones que tuvo tanto de esta comisión como de otros bloques, dice que se va con la frente en alto. Los entrevistados señalan que el reto del nuevo procurador es continuar con la independencia que Rodas logró.