Érick Lancerio, el joven de 28 años que manifestó ayer disfrazado de payaso frente a los tribunales de justicia de Quetzaltenango, encontró esa forma para llamar la atención y exigir que el asesinato de su novia, Vilma Gabriela Barrios López o “Gaby”, de 25 años, como él le llama cariñosamente, no quede impune.
No se supone que iba a encontrarse así, en las calles para atraer la atención y demandar justicia. Sus planes eran otros: después de tres años de noviazgo, estaba a punto de pedirle matrimonio. Todo cambió el 4 de febrero, cuando Gaby, junto con su mamá, acudió a una cita para conocer una casa en alquiler. La familia se proponía ubicar en un mejor ambiente al padre –quien padece de cáncer– mientras remodelaban su residencia.
Emerson Marroquín, de 46 años, antiguo jugador de varios equipos de fútbol de la Liga Nacional de Quetzaltenango era el arrendante. Y ahora es sospechoso de cometer el asesinato. La madre de la víctima contó que él las guió por la vivienda y, al caminar hacia el jardín, les pidió que lo acompañaran a la parte de atrás a ver donde atraviesa un río. Iniciaron el descenso y entonces el hombre comenzó a atacarlas con puñal, golpe tras golpe a ambas mujeres. Ellas se defendieron y él, al ver que no lograba vencerlas, sacó un cuchillo y las agredió una y otra vez. La mamá de Gaby cerró los ojos y se hizo pasar por muerta hasta que el atacante se retiró. Cuando la madre tocó a su hija, ella ya no reaccionó. Como pudo, se arrastró hacia el río. Los vecinos del lugar la encontraron en estado agónico.
Gaby iba a cumplir 26 años el 25 de mayo. Estudió para chef, cerró pénsum en Arquitectura y era locutora por vocación. “Escribía versos maravillosos y me amaba”, así la recordó su novio, durante una entrevista telefónica con Regina Román, periodista de radio ConCriterio.