La negociación en torno a la Corte Suprema de Justicia ocupa hoy al Congreso más fragmentado, casi atomizado, de todos los tiempos. Cada bancada, excepto la del Movimiento Semilla, se encuentra dividida y con liderazgos confrontados entre sí. El grupo de Vamos, por ejemplo, que juraba lealtad eterna a Miguel Martínez, tiene ya solo a Alan Rodríguez y a su grupo de 12 diputados en ese papel. Thelma Ramírez, con 8 congresistas, se ha separado de esa bancada y negocia por su cuenta. Lo mismo ocurre con Viva. Hay un grupo de 8 y un grupo de 4. Y con la UNE, que tiene a Inés Castillo como vicario en la Tierra de Sandra Torres y al díscolo Adin Maldonado liderando al grupo más grande y en acuerdo con el grupo de Luis Aguirre de Cabal.
La información en estos momentos varía a cada paso y la lista de potenciales magistrados a la Corte Suprema se escribe y re escribe una y otra vez.
Los tres principales focos de poder se encuentran en el grupo Semilla, el diputado Aguirre y el actual presidente del Congreso, Nery Ramos. Cada uno con alrededor de 20 a 33 votos. Y negocian entre sí sin haber alcanzado aún acuerdos.
El objetivo de Semilla es garantizar 7 magistrados adversos a la criminalización de la política, la impunidad para la corrupción y por tanto, que no sean golpistas ni procuren la reelección de Néster Vásquez a la Corte de Constitucionalidad (CC). En tanto, el objetivo de Aguirre parece ser lograr una Corte balanceada entre gente favorable a Néster Vásquez y Consuelo Porras (jefa del Ministerio Público) y magistrados favorables a la democracia. En el grupo de Nery Ramos, al cual los otros dos consideran disminuido en el número de votos que controla, se percibe una pulsión más favorable a la democracia.
Si llegara a darse un acuerdo entre esos tres liderazgos, la Corte estaría definida porque Alan Rodríguez y el grupo de Sandra Jovel y Alvaro Arzú se encuentra en franca minoría aunque no sin capacidad de negociar con dos de los grupos principales y así colar a uno o dos candidatos propios. A Alan Rodríguez se le atribuye negociar a favor del fiscal Dimas Jiménez.
A Luis Aguirrre se le atribuye negociar a favor de Carlos Contreras. De Contreras se reputa haber otorgado el amparo que obliga a Walter Mazariegos a renovar el Consejo Superior Universitario. También pareciera Aguirre tener preferencia por Teódulo Ildefonso Cifuentes a quien Semilla no apoya.
A Sofía Hernández (que gravita en torno a la coalición pro Semilla y Luis Aguirre) se le atribuye pujar por Estuardo Cárdenas. De Adin Maldonado y su grupo rebelde de la UNE se sostiene que promueve a Astrid Virula y votaría junto a Aguirre y Semilla.
Semilla ve con buenos ojos a Flor de María Gálvez, a Mario Mancilla, a Lidia Urízar y a Iván Romero. Para sorpresa de no pocos, el grupo oficiliasta apoyaría la reelección del actual magistrado René Girón, por haber sido quien propuso la rotación del juez Freddy Orellana ante la Cámara Penal, aunque haya salido derrotado en su propuesta.
El grupo oficial está dispuesto a aceptar a Carlos Rodemiro Lucero, presuntamente apoyado por su paisano jutiapaneco, el diputado Nery Ramos y a Wendy Ramírez y a Manuel Mejicanos.
En cambio, se oponen por completo a apoyar a Gustavo Adolfo Morales Duarte, actual miembro de la CSJ, a quien consideran criminalizador pero él cuenta con aparente respaldo del grupo de Aguirre y del grupo de Alan Rodríguez. Clemen Juárez también es vista como una candidata pro Miguel Martínez y Marta Susana Vides también fue vetada.
Al sector privado organizado se le atribuye una candidata firme para la magistratura: Jenni Alvaro Tenní y a Igmaín García Pimentel, a quien se atribuye relación con Néster Vásquez, Semilla no lo quiere y Aguirre lo ve con buenos ojos.
Hoy es viernes y los diputados no terminan nunca de atender a los aspirantes a magistrados que les persiguen como alma en pena. Su fin de semana se antoja atiborrado de reuniones con los candidatos y sus teléfonos en constante vibración por las llamadas de los padrinos de los futuros magistrados.