Hoy es el día del Periodista en Guatemala y recibo junto a mis colegas felicitaciones de instituciones y de personas, presumo que todas bien intencionadas, pero yo no tengo nada qué celebrar. Por el contrario, estoy en duelo.
Al tiempo que se conmemora el día de la aparición de la Gazeta de Goathemala languidece elPeriódico de Guatemala que hemos conocido. Se muere su capacidad de investigar y reportear a fondo, mientras Jose Rubén Zamora, su fundador, permanece en prisión por cuatro meses y medio. Las autoridades impiden que una donación de fondos del exterior llegue a sus cuentas y así precipita su agonía y el impago de los salarios de los últimos dos meses a sus reporteros y editores. El castigo por poner en evidencia su corrupción. El medio se ve forzado a despedir a la mayor parte de su plantilla.
Yo empecé a trabajar con Zamora en 1993, poco antes de casarme, en el diario que por ese entonces él conducía, Siglo Veitiuno. Recuerdo la mañana en que José Rubén llegó a las oficinas con su hijo menor de la mano, un muchachito de no más de 3 o 4 años. Un niño de ojos azules. Me conmueve pensar que a ese patojito, hoy convertido en adulto y profesional, le corresponda explicar al equipo de elPeriódico que simplemente él y su familia no pueden sostener más la peña. Que por esta ocasión han ganado quienes prefieren silenciar a la prensa. Me causa admiración que se haya tomado el tiempo para ir a visitar a su casa y explicarle su despido a la colaboradora más antigua y más leal de su padre.
Por eso hoy es un dia de luto para la democracia.
Al mismo tiempo, una juez decreta libertad a mansalva para cuanto delincuente con poder público se le ponga enfrente —lo mismo a una persona señalada de las peores violaciones a los derechos humanos, para quien no cabría hasta afrontar el juicio sino la prisión preventiva, que al ex ministro que acumuló fortuna en Suiza a costa de las carreteras incumplidas en Guatemala. O para la candidata que ha convertido en negocio cada campaña-.
Pero Ramón al mismo tiempo prepara una reivención de elPeriódico que habrá de cobrar nueva vida y nueva fuerza en 2023. Mi esperanza está puesta en ese horizonte.
Es cierto que hoy no es un día para celebrar. En nuestro país se regocijan los asesinos y los corruptos y muchos periodistas quedan cesantes. La sociedad, que lo ve todo desde el burladero, no dice esta boca es mía. Pero hay un grupo pequeño de profesionales que resiste. Resistimos. Y vamos a ver la democracia florecer en este país a cualquier precio.