Diputados guatemaltecos: ¿lucha por el poder o ética perdida?
La desilusión provocada en estos casi tres meses de “nuevo” gobierno, es un llamado de atención a la necesidad de construir una ética nacional.
Publicado el 28 Mar 2024

No es muy agradable conocer la asignación a dedo de plazas en dependencias de gobierno -con altos salarios, además- a hijos de funcionarios, simpatizantes, amigos o amantes. El espíritu que reinaba, antes y pocos días después del 14 de enero, estaba muy alejado de ese polo de nepotismo tradicional en la política nacional. Sin embargo, la sustancial diferencia es que son otros los que ocupan plazas otorgadas precisamente por tener esa calidad de parentesco, amiguismo o afinidad. La meritocracia sigue perdida en la administración y quienes ahora disfrutan de posición y salario son cercanos a aquellos que criticaban a sus adversarios por hacer lo que mismo que ellos hacen. El corolario es muy simple, y no hay que buscarlo en enciclopedia alguna: no hay ética, o aquello que se entiende por tal es producto de algún mal resumen de estudiante de primaria.

En relación con el ejercicio del poder se puede visualizar una lógica similar a la que veíamos con anterioridad a esta “nueva” era política. Cuando se puede perder una votación en el Congreso se rompe el quorum y, posteriormente, se suspenden las reuniones previstas. Otra suerte de marrullería que tambien fue criticada con dureza por quienes ahora callan o ven una estrategia permisible. De nuevo asesinan a la ética.

Y es que tenemos unos niveles de compostura social que rayan con el mínimo. Una suerte de doble moral nacional que inunda al país y hace que quienes antes se rasgaran las vestiduras ahora sean capaces de justificar idénticas acciones. Ni siquiera tienen la decencia de guardar silencio y avergonzarse en un rincón, sino que con el mayor descaro posible, justifican a sus amigos o afines ideológicos a pesar de que hacen justamente aquello que tanto decían que les escocia el alma, hace apenas unos meses.

A estas alturas -no hay que esperar más- el partido SEMILLA ha dejado clara su esencia. Tres grupos se visualizan dentro de aquel y muestran discrepancias. Uno, el Presidente, a quien tengo por alguien honesto, pero que dado su carácter se ha resignado a dejar que sea el viento y las aguas quienes muevan la barca política, y la vicepresidenta no es diferente. Otro, ciertos diputados, quienes con ansias de poder, desearían protagonizar una revolución, sin entender que el poder se consigue con votos y la poca experiencia y el ego político, los arrinconan. Un tercero, de nuevos paracaidistas en el partido que pretenden hacer como el cangrejo ermitaño: quedarse con el caparazón, y empujan a los demás para ser ellos quienes figuren. En el fondo una lucha por las formas, el fondo y el poder, que no han sabido digerir ni mucho menos conciliar.

Así que, el más veterano y pragmático de todos ellos, ha optado por la diplomacia, que es lo que mejor sabe hacer, y asumido las necesidades norteamericanas como programa político. Pueden los USA estar tranquilos que la migración y el crimen organizado, que es lo que les preocupa, quedarán controlados desde este rincón de Centroamérica, y que China será frenada en los puertos guatemaltecos ¡Ilusos que no han leído la historia o bien han olvidado que Castro se volvió a la Unión Soviética, cuando los gringos lo ignoraron!

La desilusión provocada en estos casi tres meses de “nuevo” gobierno, es un llamado de atención a la necesidad de construir una ética nacional que impida que se sigan otorgando favores, porque eso daña a todos, especialmente a nuestros hijos que salen del país porque no hay oportunidades de competir. Quizá entendiendo eso se comprenda mejor el fenómeno de la migración, que todos achacan a múltiples causas, entre las que el nepotismo no aparece. Hay, además, que hacer leyes generales no dedicadas al momento ni a la protección de personas, y quizá una sencilla lectura de John Rawls podría ilustrar. Para cambiar un país lo más importante es que los ciudadanos cambien, asuman sus responsabilidades y actúen, y no pretendan que otros lo hagan, porque “los otros” buscan sus intereses y no los nuestros.

Pero creo que es mucho pedir.

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Pedro Trujillo
Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV

Sobre Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV