Ejecutivo y MP: juego de suma cero
A estas alturas parece ser que la destrucción de uno de los dos actores es la única solución posible, y la que se comienza a vislumbrar con más fuerza.
Publicado el 23 Ago 2024

Desde que se iniciara la confrontación Ejecutivo-MP pareciera ser que la estrategia de suma cero es la única que se contempló, quizá por un análisis inadecuado de la situación, un muy mal asesoramiento y aquella falsa estela del proceso electoral en que la emoción desplazó a la razón.

A estas alturas parece ser que la destrucción de uno de los dos actores es la única solución posible, y la que se comienza a vislumbrar con más fuerza. Ni el Ejecutivo puede dejar seguir a un MP atropellador, ni este permitir que se nombre a otro Fiscal General que persiga a quienes integran el grupo. Descartada la negociación como una posible fórmula conciliadora, solamente queda la acción directa. No es nada nuevo, aunque algunos hayan perdido la memoria o prefieran el silencio, que en 2016 la anterior Fiscal General hizo lo propio al modificar la ley del MP y asegurarse que el Presidente del momento no la pudiera destituir, lo que le permitió actuar a sus anchas. Ahora, aquella norma es precisamente la que posibilita que esta otra haga lo propio ¡Mismas formas, idénticos métodos y fines similares, aunque con un público espectador en diferentes lugares del estadio según el momento!

Creo que fue un enorme error de los asesores presidenciales buscar la confrontación. Aquello de que el Presidente contaba con el apoyo del “pueblo”, estrategia también inicialmente contemplada para otras acciones, se ha mostrado irreal y vacío de contenido, al menos con la fuerza que se transmitió y la forma en la que se pensó utilizar. Los socios de antaño tampoco están en condiciones de dedicar más esfuerzo al país, porque lo urgente -Venezuela- y lo importante -proceso electoral interno- demandan toda su atención. Algo así: “ya aseguramos que llegarais al poder, ahora haced las cosas por vuestra cuenta”.

La solicitud de antejuicio contra el Presidente obedece a esta punta del iceberg de la guerra de destrucción mutua, y veremos muchas más. Con ello, se pretende tomar el puso a la CSJ y al Congreso, que deberá contar con los votos suficientes para que alguno de los escenarios ocurra. Si hay mayoría a favor de uno o de otro, aquel que quede en minoría sencillamente será arrastrado por la corriente, bien concediendo el antejuicio o modificando la ley del MP. De momento, todo parece apuntar a que el Ejecutivo lleva las de perder, aunque hemos visto que se puede negociar en el Congreso, en tanto los diputados consigan dinero, aunque sea indirectamente ¿Pagará Roma más traidores?, es la incógnita por resolver.

Se puede esperar una reacción del Ejecutivo -in extremis- que destituya a la Fiscal General, y resolver el tema en las cortes, lo que seguramente no le será favorable. Y no tanto por eso que pomposamente han denominado “cooptación de la justicia”, sino por la ley citada al inicio y que blindó el cargo con el aplauso de quienes ahora se muerden las uñas por aquel error que permite la palanca actual de la impunidad. Se hizo mal y se consintió -en otro momento de furor judicial y de exaltación ideológica- y ahora se pagan las consecuencias de tales acciones, mientras “otros” ríen, aquellos que se vieron perjudicados hace unos años.

Esta guerra repercutirá, sin duda, en el resto de los ciudadanos, de una u otra forma, pero siempre negativamente. El país sigue enormemente polarizado y no hay intención de bajar de tono ni mucho menos de buscar soluciones negociadas en búsqueda de eso que se denomina bien común. El fragor ideológico es de tal calado que se interioriza y promueve la actuación fuera de la poca razón que ya queda en la política nacional y se sube a la montaña rusa de las emociones, y eso no conduce a ningún buen puerto.

Un país así, cargado de emociones, polarización, ideologización y sin conciencia de vivir en sociedad, está abocado al fracaso, y únicamente requiere de la disciplina que en otros impusieron regímenes autoritarios, por muy mal que suene o feo que pueda verse. En ocasiones, la realidad no aceptada, puede ser la única solución, particularmente ante una serie de desmanes en una lucha por la sobrevivencia en la que el de enfrente pretende destruirte.

No llegaremos a ninguna parte porque somos como somos, y por eso estamos como estamos, una catarsis personal que no estamos dispuestos a hacer porque, además, somos enormemente orgullosos y lastimosamente temerosos.

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Pedro Trujillo
Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV

Sobre Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV