El Presidente Bernardo Arévalo tiene quien le escriba
Creo que el Presidente, Bernardo Arévalo, está siento acorralado, presionado y mal aconsejado, para moverlo a satisfacer ciertos intereses personales y de grupo.
Publicado el 23 Feb 2024

En estos días se puede leer en presa y redes -o ver en tv- reclamos de simpatizantes de SEMILLA hacia el partido y el Presidente Bernardo Arévalo, a quien se le tilda de tibio, conformista o poco contundente con ciertas cuestiones. Se deja ver una clara estrategia -“casual”, de esas que son “pura coincidencia” y la presión mediática promueve- para que el mandatario actúe conforme a los intereses de grupos o personas.

Quiero dejar claro que el Presidente -no necesariamente el partido- me parece una persona correcta, ética, íntegra, conciliadora y pausada. Sin embargo, su triunfo electoral -suficientemente analizado- generó expectativas que superaron los límites de la razón, y se dispararon hacia donde algunos medios y grupos quisieron elevarla. Además, el Presidente -que lo es de todos los ciudadanos- ya no pertenece a un partido ni debe de seguir consignas de grupos que continúan su lucha política, sino administrar lo público de forma que equilibre posiciones, deseos y necesidades plurales de todo el país. Por lo tanto, su actuar obedece a lo posible, a lo que se puede hacer -y siempre se supo que así sería- aunque prefirieron promover altas expectativas y ahora se dan el batacazo correspondiente a la altura a la que ascendieron.

La ley no permite destituir a la Fiscal General, como algunos quisieran o solicitan. Así lo “legisló” CICIG, Thelma Aldana y alguna embajada, y establecieron un muro insuperable al gobernante, aunque ahora eludan reconocerlo. La CC siempre la ha elegido el poder político, y actúa como siempre ha hecho: en el ámbito de la política. Gustó cuando sus resoluciones cautivaban, y ahora que no, se critica. Los tribunales han estado podridos desde hace años -si alguna vez no lo estuvieron- producto de unas inoperantes comisiones de postulación que nadie desea cambiar en, al menos, dos cosas fundamentales: publicitar con anticipación a la convocatoria la tabla de puntuación y seleccionar por sorteo o por el orden de clasificación a los jueces y magistrados, y no a dedo. Por lo tanto, sufrimos las consecuencias de nuestras malas decisiones y falta de responsabilidad, palabra poco común en la jerga nacional.

Creo que el Presidente está siento acorralado, presionado y mal aconsejado, para moverlo a satisfacer ciertos intereses. Eso estaría únicamente muy mal si no fuera porque la energía que ponga en ello, y el consecuente desgaste, terminaría por alejarlo de otras cuestiones vitales para el país que debe atender: desnutrición, empleo, desarrollo, atracción de inversiones, etc. Alejada la comunidad internacional del intervencionismo ejercido durante el proceso electoral, ha dejado un mensaje claro que la irresponsabilidad nacional parece no entender: “ya tienen lo que querían, ahora encárguense ustedes”.

O dispersa esfuerzos y pone en riesgo el entusiasmo que le hizo ganar o promueve caminar conjuntamente, aunque no esté de acuerdo con todo. “Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible”, decía una frase en algún lugar en el que estudié, y vaya si es cierto. Hay que avanzar en distintos frentes, para satisfacer el interés colectivo y el bien común, no desgastarse en una batalla que le puede hacer perder la guerra, y en función del carácter presidencial -más lo que dicta la razón y la prudencia- probablemente actuará de la primera de las formas.

El desengaño se produce por no haber interpretado los resultados electorales de forma racional, sino emotiva -cosas de la política, pero no de las matemáticas-, y hay quienes se siente desencantados. Las cosas evolucionan a la velocidad que pueden -principio básico del conservadurismo- y no se pueden pretender cambios fuera de ese espacio limitado que la razón impone.

No se trata de presionar permanentemente al Presidente, sino de sentarse a evaluar el interés nacional -algo que algunos dicen hacer, pero que no incorporan a su análisis- y aceptar lo que no quisieron ver desde los resultados del 25 de junio pasado. Toca asumir una realidad que negaron, y obvio que decepciona.

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Pedro Trujillo
Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV

Sobre Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV