La reciente elección de Corte Suprema de Justicia y Cortes de Apelaciones evidencia la esencia del realismo mágico nacional ¡Todo va bien!, pareciera ser el lema del gobierno que grupos de ciudadanos anestesiados han comprado como el “gran cambio nacional” que se esperaba, o aquello de terminar con la corrupción. En política, las buenas intenciones solo son eso, y los resultados esperados siguen en el tintero, y da la sensación de que no se verán en el mediano plazo.
El binomio presidencial sonríe y viaja, lo que queda muy bonito en fotografías de Q30,000 al mes -sumado a dos de los dos salarios políticos más altos de América-, los diputados oficialistas festejan votaciones en las que han sido vapuleados, engañados y se demuestra que carecen de poder suficiente, y el incremento presupuestario, ¡sí, aquel que e iba a arreglar no sé cuántos problemas!, Sigue pendiente de gasto, aunque ya se puede intuir cómo se hará en lo local y departamental, si es que se hace y no piden prórroga.
La renovación de las altas autoridades del sector justicia ha mostrado quienes mandan realmente en un Congreso mañoso lleno de corruptos votados por “ciudadanos decentes y probos” -hete ahí el problema-, y la vida seguirá normalizando este estado de paranoia política. Los diputados oficialistas pactaron con todos aquellos que criticaban, y no dejan de ser cómo a quienes critican, aunque “más transparentes”, pero a la hora del reparto se sientan en la mesa contaminada que vinieron denunciando, y con comensales que se lo comen todo.
Se va cerrando el año y no se ve más acción que el canto de sirena del 14 de enero. Aquel pacto en el Congreso ya se ha visto que no era tal, y que SEMILLA no contó nunca -y ahora menos- con un poder mínimo para lograr consensos suficientes. La decencia parece no ser suficiente en la política caribeña, y falta acción. Eso sí, nos han contado las miles de escuelas que remozaron, pero nada sobre el pacto sindical o los pupitres que se siguen comprando a tramposos. Del dengue da la sensación de que Salud prefiere no hablar, tampoco del cierre de consulta externa en algunos hospitales, así como de otros “problemas menores”. Las carreteras mejor que las circule y evalúe usted mismo, si no tiene que hacer eterna cola por algún deslave nuevo, y del resto de ministerios: agricultura, desarrollo social, ambiente, economía, etc., pero también secretarías, seguramente no tendrá noticias porque parece ser que no las hay.
Y es que siguen en campaña electoral mediática: fotos, reuniones, declaraciones anodinas, viajes…, pero poca actuación política, lo que parece ser que se verá reflejado en la próxima encuesta sobre la popularidad del gobierno, su presidente y otras cuestiones relacionadas con la administración de la decencia, nombre con el que seguramente quedarán para la posteridad porque no parece vislumbrarse nada nuevo en el horizonte.
Los exiliados emiten quejas permanentes y la administración USA parece que perdió la fuerza, o se cansó, especialmente después de que el partido oficial abriera la puerta para el ingreso de Rusia en el PARLACEN o el propio Presidente se reuniera, casi en solitario, con dictadores y extremistas de izquierda en México. En política, todo suma, y esas acciones no pasan desapercibidas para una comunidad internacional que intervino directamente en el proceso de cambio de gobierno.
No valen únicamente las sonrisas, las buenas caras, las selfis y los tuits entusiastas, hay que hacer política y traducir las declaraciones en hechos concretos y visibles por los ciudadanos. El legado que quedará, y al que quieren unir en pocos días el de la revolución de octubre del 44, da la sensación de que no pasará de media cuartilla llena de esas cosas que los políticos cuentan cuando no tienen nada que decir, aunque lo hagan con el entusiasmo propio del momento que, hay que decirlo, cautiva a mucho incauto.
Seguimos viviendo la realidad nacional de optimismo enfermizo y desmesurado que impide poner los pies en el suelo y nos mantiene por encima de la línea de la razón, sin llegar a comprender y sentir realmente lo que ocurre debajo.