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Elecciones Guatemala 2023: de candidatos a nuevos millonarios
Los alcaldes, no los vecinos, pasan a mejor vida en tiempos de Alejandro Giammattei.
Publicado el 30 Sep 2022

Las alcaldías, como antes las diputaciones, se han convertido en uno de los mejores negocios de la administración pública en Guatemala.

¿Hay otro alcalde en Centroamérica mejor pagado que Javier Gramajo de Villa Nueva? ¿Dan las finanzas de La Gomera, Escuintla lo suficiente para que Floridalma Morales cobre hasta Q60 mil en un mes? ¿Es Chinautla una gran potencia para que su alcalde cobre Q80 mil?

Pero los alcaldes y sus consejos municipales apenas ven sus salarios como un parte significativa, sí, pero no la más considerable de sus ingresos.  Las alcaldías dan ocasión para que un jefe de gobierno municipal de Retalhuleu, por ejemplo, monte un conjunto de empresas constructoras que administran sus hijos, sobrinos y otros parientes. Estas empresas son contratadas para realizar obra pública en los municipios del Suroccidente por parte de otros alcaldes que, agrado quiere agrado, esperan un trato semejante de don Guicho Galindo que ahora sueña con colocar a su hija como alcalde de Retalhuleu. Siendo él diputado ha conseguido desde el Congreso, con su amable voto siempre a favor del gobierno pero inscrito él en la corriente de doña Zury Ríos, que fondos públicos del ministerio de Desarrollo y Agricultura favorezcan a potenciales votantes de su hija con regalos oportunos.

Los alcaldes han cobrado un peso tan relevante como factores de poder local e hilo conductor del voto para los diputados, que ahora son los grandes agasajados por el poder central. Su capacidad de ejecutar fondos públicos les convierten en potenciales socios de la corrupción y por eso se asigna cada vez más dinero a las partidas de obras para sus municipios.

Así se entiende que la reforma en marcha a la ley de Compras y Adquisiciones se oriente a facilitar la contratación y el gasto discresional de los alcaldes. El negocio lejos de desmerecer prosperara hasta el infinito y más allá.

Cuán eficaz llegue a ser la jugada de Miguel Martínez, asesorado por antiguos cuadros de Alejandro Sinibaldi como Guillermo Sosa y Rubén Mejía, para conseguir 5 mil votos para su candidato presidencial y para el listado nacional de diputados que él piensa encabezar, nadie lo sabe. Pero el mecanismo ha venido a acelerar que se desvirtue la función del alcalde nacional y que mercantilice el proceso electoral.

Zury Ríos se queja del escamoteo de alcaldes, siempre dispuestos hacer campaña con el más probable próximo ganador, que ha sufrido su esfuerzo pero no se atreve a denunciar públicamente el tema porque en el fondo juega a el mismo juego que Miguel Martínez y Alejandro Giammattei. El poder sirve al poder y no a quienes necesitan salir de la pobreza.

Muchos alcaldes son cada vez más prósperos, lo mismo en Guastatoya que en San Pedro San Marcos, pero los vecinos de sus municipios no disfrutan de un desarrollo equivalente a la riqueza que los ediles acumulan.

El sistema convierte en un espejismo la democracia y la función pública es el negocio más redituable en el corto plazo. Para la mayoría lo que queda es migrar.

Juan Luis Font

33 años de hacer periodismo, reportear, conducir, fundar y dirigir medios.

Sobre Juan Luis Font

33 años de hacer periodismo, reportear, conducir, fundar y dirigir medios.