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Los juzgados y el ministerio de Trabajo han resuelto los últimos 5 años al menos 50 casos de “injusticias laborales” de empleadas domésticas en Guatemala: trabajan jornadas extensas –entre 12 y 17 horas–, sus salarios son bajos, la mayoría no cuenta con prestaciones laborales y cuando la relación laboral termina, después de décadas, se van sin un centavo.
Floridalma Contreras, directiva del Sindicato de Trabajadoras Domésticas, Similares y a Cuenta Propia, nos cuenta que los jueces validan sus derechos: Hemos llevado casos de magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que les pagan Q1 mil 500 a las trabajadoras y, cuando las despiden, no les dan sus prestaciones porque todavía tienen en su mente que ellas son esclavas y que no tienen derecho. Los casos los hemos llevado a tribunales y al ministerio de Trabajo y ahí les han hecho los cálculos de sus prestaciones sobre el salario mínimo.
En Guatemala se estima que hay unas 300 mil empleadas domésticas. Según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos 2022, representan el 4% de trabajadores. La encuesta ubica que el salario promedio de estas trabajadoras es de Q1 mil 18; mientras el portal Computrabajo, dedicado a recopilar información de salarios, calcula que el promedio mensua que suelen devengar es de Q2 mil 925.
Hace 15 años nació el Programa de Protección para Trabajadoras de Casa Particular (PRECAPI) el cual incorpora a estas empleadas a la seguridad social, pero con limitaciones: no tienen Invalidez, Vejez y Sobrevivencia (IVS); no hay cobertura de enfermedad común y vemos que están invisibilizadas. (353) Solo tiene accidentes y maternidad, y si las trabajadoras se embarazan, las despiden y si se accidentan también; entonces ¿para qué sirve el PRECAPI?
Después de 15 años, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), registra solo 570 trabajadoras en el PRECAPI, de las cuales solo 39 reciben los beneficios.
Juan Raso Delgue, catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de la República de Uruguay, escribió en un artículo: El dato debe preocupar en el contexto internacional de las relaciones laborales y exhibe una dolorosa realidad: para muchos países, el trabajo doméstico –generalmente desempeñado por mujeres– es considerado una subcategoría del trabajo asalariado y, como tal, excluido de las principales protecciones que hacen al concepto de “trabajo decente”.
Las trabajadoras ven en la actual legisltaura a “los héroes” que pueden ratificar el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, que les garantiza el trabajo digno. Guatemala es de 152 países de 187, que no lo han ratificado. En 2015 el gobierno de Otto Pérez envió al Legislativo la iniciativa 4981 que busca la ratificación. En 9 años solo avanzó a segunda lectura.
Las trabajadoras quieren que el Congreso active la discusión y para ello convirtieron sus delantales en capas y han llegado al Congreso para ponérselos a los diputados como una capa que dice: “Se mi héroe, ratifica el 189”. De momento, unos 50 congresistas se han puesto la capa.
Alma Guerrero, diputada de SEMILLA: la importancia de la ley es darle derechos a esta parte de la población marginada y explotada, con excepciones porque habrá gente que las contrata con la ley pero son menos.
En efecto, el sindicato de trabajadoras señala que solo el 2% tiene salario mínimo y prestaciones laborales. Guerrero: el mundo occidental está acostumbrado a la explotación y usar estos servicios que lo ven como menor valor y por lo tanto creen que no deben tener los derechos del resto de trabajadores. Pero la congresista confía en que las condiciones van a cambiar: se oye la queja de que cada vez cuesta conseguir más empleadas, entonces tiene que cambiar.
Para esta nota ConCriterio solicitó la postura del ministerio de Trabajo, pero no respondieron. Según las sindicalistas, ayer el presidente del Congreso se comprometió a agendar el tema en tercera lectura la próxima semana.