El repunte de casos de covid-19 llevó a la ministra de Salud Amelia Flores, a advertir que la ocupación hospitalaria está al máximo en áreas de cuidados severos. A pesar de las preocupaciones, el Sistema Penitenciario mantiene su promesa a las familias de reclusos y reanudó las visitas.
El director de cárceles, Luis Escobar, describe las medidas y protocolos:
“El uso de la mascarilla es obligatorio dentro del centro de privación de libertad por parte de los familiares y del privado de libertad. Hablamos también del uso de gel en todo momento y sobre todo lo que más ha afectado es que pierden el respeto a lo que es el distanciamiento social. Esto lo estaremos revisando en todos los centros y de encontrar a personas que no lo respeten, entonces inmediatamente ese será el último día que estará aperturado (el centro) hasta nuevo aviso. En las granjas, en los campos abiertos y en los centros más pequeños será en los salones o en espacios fuera de los sectores, en patios. No vamos a permitir que ingresen a los sectores.”
Escobar agregó que las visitas siguen, por ahora, suspendidas para las poblaciones vulnerables: área de niños y de adultos mayores. Las visitas fueron suspendidas el 23 de marzo por un período de 21 días para evitar la propagación del Covid-19 en la Semana Santa.
Hoy, el sistema cuenta con solo 5 casos activos. Sin embargo, Andrea Barrios, directora del Colectivo Artesana, una organización que apoya a convictas en los penales, ve en la reapertura de visitas un gran riesgo:
“Nuestra mayor preocupación es que los protocolos pueden decir una cosa, pero ya en los centros el problema es que no se cumplan con las condiciones. Lo que estamos viviendo en el país es lo que nos alarma que llegue a los centros que han estado tan bien cuidados. Si nosotros afuera tenemos problemas para poder ser atendidos en un centro de salud en estos momentos, por lo saturado… que las visitas reflexionen, si son sus familiares los que resultan contagiados ¿cuál es la posibilidad real de atención en un centro asistencial, si así lo requirieran?”
Mantener el equilibrio no es simple, pues para muchas familias, estas son el único medio para conocer las condiciones de salud y ánimo de sus seres queridos.
Mirna Nij es la secretaria general de la Federación Sindical de Mujeres de Guatemala, la cual asiste en la defensa de derechos humanos de 55 esposas, madres y hermanas de convictos en el Centro Preventivo de la zona 18.
Las visitas son un derecho de los privados, por lo que, a Nij le preocupa la suspensión de las mismas:
“Las implicaciones son las afecciones psicológicas que afectan a los hijos al no ver a los padres y a las esposas que no saben en qué condiciones están sus privados de libertad. No tienen información de cómo se encuentran en términos de salud.”