Escuelas nuevas: “cambia la actitud y motiva a los niños”
Sipacate es un municipio de Escuintla, ubicado a 131 kilómetros de la capital. Allí donde el salitre del mar oxida las láminas de las escuelas e inunda los centros educativos en época lluviosa. El encierro de la pandemia quedó atrás y ahora los padres de familia están optimistas y los niños emocionados no solo por volver a clases presenciales. Tienen un motivo más: las once escuelas de esa localidad fueron remodeladas y se levantó una escuela a la que le llaman “Tipo Albergue”, la cual podrá convertirse en un refugio temporal cuando las lluvias provoquen un desastre.
Publicado el 09 May 2022

Escuelas nuevas: “cambia la actitud y motiva a los niños”

Sipacate es un municipio de Escuintla, ubicado a 131 kilómetros de la capital. Allí donde el salitre del mar oxida las láminas de las escuelas e inunda los centros educativos en época lluviosa. El encierro de la pandemia quedó atrás y ahora los padres de familia están optimistas y los niños emocionados no solo por volver a clases presenciales. Tienen un motivo más: las once escuelas de esa localidad fueron remodeladas y se levantó una escuela a la que le llaman “Tipo Albergue”, la cual podrá convertirse en un refugio temporal cuando las lluvias provoquen un desastre.

Sipacate es un municipio de Escuintla, ubicado a 131 kilómetros de la capital. Allí donde el salitre del mar oxida las láminas de las escuelas e inunda los centros educativos en época lluviosa. El encierro de la pandemia quedó atrás y ahora los padres de familia están optimistas y los niños emocionados no solo por volver a clases presenciales. Tienen un motivo más: las once escuelas de esa localidad fueron remodeladas y se levantó una escuela a la que le llaman “Tipo Albergue”, la cual podrá convertirse en un refugio temporal cuando las lluvias provoquen un desastre.

Este establecimiento tiene capacidad para que 400 personas puedan ser acomodadas y para que 1 mil 200 niños reciban clases en las dos jornadas.  Sus 14 aulas cuentan con pizarras digitales, laboratorio de computación, cafetería, una clínica municipal, duchas, tanques de almacenaje para agua potable y un patio amplio.

El plantel educativo se construyó con un presupuesto de Q14 millones, de los cuales Q12 millones aportaron los Consejos Comunitarios de Desarrollo (Cocodes) y Q2 millones, la municipalidad local.

Antes de la pandemia, Sipacate registró 9.72% de deserción escolar, de 4 mil alumnos de preprimaria, primaria, básicos y diversificado pero con las escuelas remodeladas y la nueva escuela, el alcalde Walter Nájera espera que las aulas se llenen de estudiantes. 

«Aquí sufrimos mucho porque estamos a la orilla del mar. Las escuelas tenían las láminas oxidadas, escuelas que tenían techos de cartón. Pero se puso lámina pintada al horno, costaneras galvanizadas, porque el salitre también golpea lo metálico y tratamos la manera de tener edificios escolares dignos para los niños. Estamos en el 2022 y un médico o ingeniero oriundo de nuestro municipio no lo tenemos, pero ha sido porque las generaciones anteriores decidieron trabajar en las fincas por la falta de establecimientos adecuados».

A las 11  escuelas se le cambiaron especialmente los sanitarios pues estaban en malas condiciones y se restauraron los sistemas de tuberías y agua potable. También se adquirieron organizadores para acomodar los útiles de los estudiantes.

“No todo tiene que ser negativo y todo cambio es importante porque cambia la actitud a los niños, los motiva”,  dice Isaías Suruy, maestro de la escuela primaria No. 53 “David Vela”, ubicada en la colonia Centroamérica, zona 7 capitalina, la cual según el docente, cambió completamente su fachada, pues desde su construcción hace 50 años no había tenido una remodelación. 

«Es lo que nosotros queremos, que los niños se sientan bien, que estén motivados en llegar a su escuela. Verla nueva es estar en un ambiente limpio y con más espacio en los salones. En dos semanas esperamos que ya puedan llegar en grupos y empezar a trabajar con ellos».

A la escuela se le cambiaron puertas, ventanas, sanitarios, conexiones  eléctricas y se pintó de nuevo de azul. Inversión que según Suruy no se hizo desde su fundación hace 50 años. 

La escuela David Vela no tenía remodelaciones desde hace 50 años.

La nostalgia de una escuela que la vio crecer es evidente en Esther Rodríguez, ahora su hijo pronto retomará las clases de tercero primaria en el mismo establecimiento.

«Todas las escuelas necesitan mejoras. Creo que no hay ninguna que no lo necesite. Yo estudié en esta escuela y es muy hermoso verla mejorada, con piso nuevo y unos salones más ventilados porque me recuerda que en verano el calor era insoportable».

 Hasta el 12 de marzo de este año según el ministerio de Educación, habían remozado 3 mil escuelas de unas 9 mil que estaban en precariedad, incluso con falta de agua entubada.En diciembre de 2019 el ministerio de Educación contabilizó 412 escuelas con daños en techos y paredes a causa de las lluvias, por lo que la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres recomendó no ocuparlas por riesgo a derrumbes.

El problema es que aunque la mayoría de escuelas necesitan remozamiento, al menos el 50 por ciento de 34 mil que hay en el país se encuentran en terrenos que no pertenecen al Estado, según lo que develó el Luis Fernando Pineda de la bancada Semilla durante una citación con autoridades de Salud Educación. Según el parlamentario, hasta el 2018 contaron escuelas en 17 mil 186 predios sin legalizar con base en el departamento de Bienes Inmuebles y Dirección de Planificación (Diplan) y cada año se resuelven sólo 30 casos.

José Manuel Patzán