Luis Hernández Azmitia, exdiputado al Congreso de la República 2016-2020 por el partido VIVA y tránsfuga al Movimiento Reformador, obtuvo un pase exprés en el presente proceso electoral: ya fue inscrito como candidato a diputado para una segunda legislatura, así lo aseguran fuentes del entorno personal del excongresista, quienes indican además que Hernández Azmitia fue admitido con un finiquito que iba a caducar el mismo día que recibió el visto bueno como candidato a diputado por el FCN-Nación, el partido del expresidente Jimmy Morales.

La Contraloría General de Cuentas (CGC) contradice la versión de dichos informantes y afirma que la fecha de caducidad de la solvencia del nuevo candidato es 16 de abril. Las actas del Tribunal Supremo Electoral (TSE) detallan que el 2 de abril, el excongresista se convirtió en candidato a diputado por el distrito central.

ConCriterio llamó y escribió al candidato, pero este no respondió.

Eso sí, Mónica Monge, comunicadora de la CGC, informó que para obtener la solvencia, Hernández Azmitia pagó Q12 mil de una sanción de Q1.4 millones sobre la cual obtuvo el 99% de rebaja establecida en ley.

No especificó a qué obedecía la sanción. Pero en 2018, el diario La Hora publicó que se planteó una denuncia en contra del ahora candidato por utilizar Q7 millones sin respaldo normativo cuando fungió como viceministro del ministerio de Desarrollo Social. Tampoco fue posible obtener detalles de la auditoría de los contralores.

Aparte de esos antecedentes, otros puntos adversaban su inscripción: el exdiputado está ligado a proceso y enfrentará apertura a juicio en junio ­–mes de elecciones­– por una acusación de violencia contra la mujer.

Así lo hizo ver el 4 de abril, mediante una impugnación ante TSE, el partido Podemos, al cual perteneció Hernández Azmitia. En el expediente se adjuntan números de procesos a los cuales está vinculado; además del de violencia contra la mujer, otro por negación de manutención y un proceso de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) la cual lo vincula con un caso de plazas fantasma en Congreso.

David Pineda, cuya candidatura a la vicepresidencia por Podemos fue rechazada, señaló que se oponen a la inscripción del excongresista:

Se le hace ver al TSE que: por ejemplo, en el caso del diputado Aldo Dávila, el razonamiento de la institución es que no es idóneo porque tienen procesos abiertos y al inscribirlo como candidato se estaría obstaculizando el trabajo del Ministerio Público; entonces con ese argumento creemos que se va a declarar con lugar porque es lo mismo o con más gravedad, porque Aldo Dávila tiene planteamientos de antejuicio y es un procedimiento administrativo, el cual no tiene la misma gravedad que un auto de procesamiento porque ya un juez determinó que existen indicios suficientes para que una persona sea ligada a proceso penal.

A Jordán Rodas, exprodurador de Derechos Humanos (PDH), el TSE le rechazó la candidatura a la vicepresidencia por el Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) a raíz de una denuncia planteada su sucesor, la cual afectó la interpretación del estatus de su finiquito.

Lo que se evidencia acá es discrecionalidad. También preocupa cómo fue inscrito Luis Suárez, vicepresidenciable de VAMOS, que tenía muchos reparos, pero por arte de magia los desvanecieron.

Rodas asegura que denunció ante el MP al secretario del TSE, porque este creó mediante una circular un mecanismo para verificar anotaciones sobre nuevas denuncias, aunque el documento esté vigente.  “Deben verificar en la página de la Contraloría, pero eso no está ni en la ley y evidentemente esto no se ha cumplido con todos candidatos que han manejado recursos públicos”.

Hernández Azmitia fue, durante el gobierno de Jimmy Morales, un operador político clave: integró como diputado la llamada “Comisión de la Verdad”, la cual adversó las investigaciones de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG); también fue designado por Morales como ministro consejero ante la Organización Estados Americanos (OEA) y hoy lo acoge como candidato a diputado. Una inscripción exprés y bajo la lupa.