Mauricio prefiere identificarse así: solo Mauricio. Tiene 30 años de edad y se infectó con VIH desde hace 10 años. Está estable, dice, a la vez aclara que no significa que no tema no tener asegurados los retrovirales gratuitos y pase a una fase crítica, como le ha sucedido a varios de sus compañeros. La escasez de estos medicamentos se agudizó en las clínicas de Atención Integral del Programa Nacional de Prevención y Control de ITS,VIH y Sida, a cargo del ministerio de Salud.
«Puede ser que se me complique cuando ya no tenga el medicamento. Si no se abastecen las clínicas lo que va pasar es que se nos corta el tratamiento y eso significa avanzar a la fase crítica de la enfermedad».
Comprar su tratamiento implica un costo de Q6 mil mensuales, asegura Mauricio, y aunque ahora los retrovirales los recibe fraccionados porque se les dice “no hay”, no le queda más opción que mantener la espera. La mayoría de pacientes no tiene esa facilidad para regresar por medicamentos cada semana, pues no obtienen permiso en sus puestos de trabajo o viven alejados.
«Varios usuarios han abandonado el tratamiento por lo mismo, porque vienen de municipios lejanos. Por ejemplo de San Pedro Carchá, Alta Verapaz, donde yo vivo y no cuentan con recursos para movilizarse a las clínicas que les quedan más cerca».
Guatemala es el país de América Latina con los diagnósticos más tardíos, pues el 52% de las personas que llegan a las clínicas se encuentran en una etapa crítica del VIH y sus defensas están demasiado bajas. De esa cantidad, el 68% son personas indígenas, dice Eduardo Arathoon, director de la clínica Luis Ángel García, ubicada en el hospital San Juan de Dios.
«La población indígena está abandonada en salud, nunca se le pone atención a la falta de medicamentos, desde hace 30 años que lo sufrimos y cada vez que hay desabastecimiento, acudimos a la prensa y se hace alboroto, entonces milagrosamente empiezan a aparecer las cosas que no aparecían, lo que quiere decir que hay negligencia».
Solo en dos años según Arathoon ha puesto 21 alertas ante el ministerio de Salud sobre la falta de medicamentos en las 13 clínicas integrales distribuidas en el país. pero lo único que reciben son regaños porque los pacientes no continúan un mismo esquema de tratamiento. Aunque según él, es producto del desabastecimiento, pues cuando no hay un medicamento tienen que suministrarse otro.
Solo en la clínica integral del hospital San Juan de Dios se atienden 4 mil 500 pacientes y aunque no tiene una cantidad, el doctor Arathoon dice que muchos han abandonado el tratamiento y no se sabe de ellos desde hace tres meses.
El ministerio de Salud informó que por medio de compras directas se adquirieron medicamentos antirretrovirales Dolutegravir y Etravirina con lo cual se asegura la disponibilidad de los medicamentos mientras ingresan los antirretrovirales comprados por medio de la OPS.
Actualmente hay 37 mil 500 infectados con VIH según el Sistema de Vigilancia Epidemiológica, entre estos se cuentan a pacientes del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) quienes según Silvia Dávila, directora de la organización Gente Positiva, también se quejan por la falta de medicamentos retrovirales.
«No solo eso, sino medicamentos de enfermedades como tuberculosis y neumonía. No hay medicamentos y esto complica a quien vive con VIH».
El departamento de Comunicación del IGSS respondió que se cuentan con los suficientes medicamentos para la atención de 14 mil pacientes.
Zulma Calderón, de la unidad de Supervisión de Hospitales de la Procuraduría de Derechos Humanos, indicó que durante una supervisión en la Unidad Atención Integral del hospital, San Juan de Dios, encontraron un 69% de abastecimiento, mientras que en el hospital Roosevelt fue del 85% lo que les pareció extraño, pues los pacientes siempre se han quejado que no tienen retrovirales.