Hay una concurrencia de despropósitos y coincidencias que llaman poderosamente la atención. La primera es la diarrea legislativa que inunda el Congreso, y que hace que todos los diputados quieran presentar o rescatar una propuesta de ley en una deseo de mostrarse útiles, diferentes, preocupados. Si ya existía, se desempolva, de lo contrario se inventa. Es de esa cuenta que vemos temas como la legislación del “teletrabajo”, algo quizá necesario hace tres años, pero que comienza a preocupar ahora, o la “Ley de ahorro y salud”, que pretende “rebajar el precio de los medicamentos”. Ambas cuentan con apenas una decena de artículos y la lectura -la última más que la primera- provoca sofoco, sorpresa y refleja la redacción improvisada. El colmo de la chapucería es que, concurrente con el debate de una “ley de competencia”, la de medicamentos habla de la obligatoriedad de adquirir al menos un mínimo del 50% del total de compras en laboratorios nacionales, paseándose por la competencia en la que dicen estar interesados en otra discusión parlamentaria ¡Un cachondeo, vamos!
A lo anterior agregamos -sin aderezo- la sensación de falta de acción gubernamental y la contratación a dedo de hijos de, jóvenes militantes y viejas glorias. Da la sensación, y así se muestra en ciertos comentarios, que entendiéndose lo que está mal -la contratación a dedo de amigos, familiares y cuates, y el rescate de “conocidos de otros gobiernos”- es una maña nacional -corruptela- que permea al más puro y ético de los políticos -oxímoron-. Una mala práctica de la que nadie se salva, aunque se justifica con más ahínco cuando lo hacen amigos que la oposición.
Al menos un hospital ha colapsado en dos ocasiones en lo que va de año, y Salud parece ser blanco de los males nacionales, sobre todo si a lo anterior le sumamos el “brote neurológico”, del que ya no se supo más y ahí quedo olvidado, como suelen quedar las cuestiones políticas. Enterrado, igual que los 5 fallecidos durante el mismo, además del costo económico de la suspensión de la feria de carnaval en la zona.
Finanzas, por su parte, sorprendió hace poco con la solicitud de una ampliación presupuestaria de Q10,000 millones, y cómo parece que generó pocas críticas, la subieron a Q13,000 millones hace unos días, así que no es de descartar que, con esa euforia, sean Q15,000 la semana entrante. Y es que recaudamos más, nos dicen, pues bien ahorremos o paguemos deudas, pero que la “fórmula mágica” no sea gastarlo ¿No decían que más de Q20,000 millones se perdían en corrupción?, pues a por ellos, así tendremos aquellos y este nuevo diferencial de recaudación, y luego ya veremos qué hacer con tanto sobrante ¿Por qué esos diputados que fiscalizan tanto en TikTok e Instagram no sabían de las deudas desde hace tiempo?
El resto de las áreas de gobierno siguen en evaluación, los ministerios son un ministerio y guardan un preocupante silencio mientras averiguan lo que pasa, con excepción de Comunicaciones que ya ha dicho que debemos Q13,000 millones y Gobernación que ha presentado algunos resultados.
Dos meses sigue siendo poco tiempo, pero la sensación es que, a pesar de ello, la nueva administración debería haberse notado más y no seguir con un balance que no se torna del azul deseado, mientras sigue en un rojo preocupante ¿Será Semana Santa el límite? ¿Seguirá la ciudadanía esperando eternamente soluciones mágicas a los problemas más acuciantes?
El gobierno actual lucha contra él mismo, sus discusiones internas, la falta de un equipo propio, el proceso de consolidación de los que han aceptado el reto, y el manejo informativo y de percepción de las altas expectativas generadas después del triunfo electoral, pero parece no ser muy exitoso en ello.
Argentina, en el mismo tiempo, ha tomado decenas de decisiones contundentes y previstas con anterioridad, justo lo que aquí se echa en falta.