El incendio iniciado el pasado fin de semana en el vertedero de basura en Villa Nueva, administrado por la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y del Lago de Amatitlán (AMSA), nubló los cielos, pero aclaró algo más: no hay voluntad para resolver el problema del manejo de desechos en Guatemala. Por dos años AMSA ha incumplido con presentar un plan para el cierre del botadero.
En 2019 el Ministerio de Ambiente solicitó a la institución iniciar la clausura y en 2020 AMSA presentó un documento que no cumplió con los términos de referencia y aspectos legales. A inicios de aquel año, se les dio una prórroga, pero desde entonces el tema parece olvidado ya que el documento no llegó y Ambiente tampoco sancionó el incumplimiento.
Mientras se controla el siniestro, el basurero estará cerrado hasta el jueves acordaron ayer las autoridades. Eso significa que desde el sábado hasta que vuelva abrir, se habrán acumulado unas 7 mil 200 toneladas de basura: cada día 32 municipios envían unas 1200 toneladas al botadero.
¿Qué pasará con la basura?
Villa Nueva aporta la mayor parte de la basura: 443 toneladas diarias. Julio Vásquez vocero municipal, cuenta la basura que es recogida por la municipalidad y deberá permanecer en la comuna hasta el jueves:
“Las empresas privadas están depositando en el basurero de la zona 3 y nosotros -la municipalidad- vamos a tener que concentrarla en contenedores vamos a mantener las cuadrillas de limpia y verde recolectando y depositándola en estos, mientras se puede llevar al botadero el jueves”.
Proyecto en pausa
Villa Nueva cuenta con dos terrenos para el traslado del basurero. Actualmente están sin uso por un proceso legal abierto contra el exalcalde Edwin Escobar. Las propiedades costaron Q15 millones y las Contraloría General de Cuentas (CGC) reparó en que hay una sobrevaloración por Q3 millones, pero Escobar lo niega:
“La municipalidad compró las 20 manzanas una distancia cerca del actual para hacer un relleno sanitario de primer mundo; esa responsabilidad hoy es de Amsa, pero es compartida con los alcaldes, porque de acuerdo con el Código Municipal son los responsables de la disposición del servicio público de basura. El gran reto es cómo hacer el cobro, que debe incluir el costo de procesarla y taparla con tierra, pero lo que cobran no está llegando al pago de la maquinaria. Pero hay que buscar un sistema de sostenibilidad con un tren de limpieza”.
Escobar apostó por concesionar el procesado de la basura. ConCriterio llamó y escribió a Jaqueline Morales, directora de Amsa, para conocer el plan para el cierre del basurero, pero no respondió.
Amed Juárez, ex director de Amsa en la administración de Jimmy Morales, cuenta que los terrenos comprados por Villa Nueva estaban por usarse, pero con el cambio de administración se detuvo el plan:
“La idea era que en Amsa se quedará la estación de transparencia para no llevar los camiones recolectores hasta allá y evitar incremento de precio. Acá se iba a sacar el 60% orgánico, 13% valorizable, otro para generación de energía y un 15% llevarlo al sitio de disposición final para hacer un relleno seco”.
El exdirector señala que el problema no se resolverá si no se apuesta por separación de la basura. En su gestión, se promovió una “manifestación de interés” para el proyecto y cinco empresas extranjeras estaban interesadas en la concesión por 25 años, pero el plan quedó en pausa.