Joselito Gómez Sánchez era uno de los dos criadores de pavos en el país, pero a raíz de la crisis económica que provocó la pandemia, debió darle un giro a su negocio. A finales de este año, cerró su producción de engorde.
Sánchez es fundador y dueño de El Mesón en Cobán, Alta Verapaz, y su negocio tiene 18 años. Cada diciembre era el mes de más ingresos por la venta de esta ave, pero en 2020 su realidad cambio:
“Producimos pollitos criollos, pollitos de engorde y pavos también. Pavos criollos, lo único es que los vendemos desde pequeños ya no los engordamos.
Engordar a los recién nacidos ya no rendía cuenta, dice Gómez:
“El cambio se debe a que es más rentable venderlos así. Escogimos un nicho de mercado que nos diera más fluidez de dinero, más constante las ventas.”
La zona de las Verapaces registra el consumo de pavo más alto en el país: el famoso plato Kak’ik de la región popularizó el ave. María del Rosario Peneda de Falla, presidenta de la Asociación Nacional de Avicultores de Guatemala (Anavi), explica:
“Es precisamente de eso que yo te llamaba el Chompipe criollo, es otro tipo de pavo, otra crianza, otro color. Una carne más oscura, un animalito que hizo mucho más ejercicio, es un pavo completamente diferente al que normalmente se importa.”
La otra productora local de este tipo de ave es Pavos Napo en Villa Nueva, Guatemala. Esta produce el doble que la granja de Sánchez, 6 mil contra 3 mil. Julio Cordón, director en Programa Nacional de Sanidad Avícola del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), cuenta:
“Tenemos únicamente una granja que se dedica a la producción de pavo. Es una producción de pavos para final de año, es decir su finalidad es producir para la época navideña.”
Peneda explica que la producción local es minúscula respecto al consumo:
“El mercado del pavo en Guatemala a nivel industrial se puede decir que es 100% importado. En Guatemala, hace muchos años desapareció la última operación grande de pavo que quedaba. La industrialización del pavo en Guatemala vino antes que la demanda del consumo, entonces, no había un volumen importante como para hacer sostenible una producción de pavo.”
Según los datos del MAGA son 20 las importadoras del ave del Día de Gracias en el país, 19 de Estados Unidos y 1 de Nicaragua. Hasta noviembre, ingresaron 5.7 millones de toneladas en producto de pavo. El 49% en la forma de embutidos curados y el 18% de carne.
Peneda habla del mercado durante fin de año:
“La época navideña sí incrementa el consumo de pavo, como incrementa el consumo de cerdo y del pollo, porque hay ciertas tradiciones vinculadas al consumo de estas carnes. Es una época donde tradicionalmente se vende más.”