Usted está harto de la cantidad de motos que circulan alrededor suyo en la ciudad de Guatemala.
Usted detesta la actitud temeraria y desafiante con que los conductores de moto se manejan.
Usted teme cada vez que se sube a su carro tener un accidente con una de estas motos porque, sin importar quien sea el responsable del choque, a usted le corresponderá asumir buena parte de las consecuencias.
Pues bien, ¿sabe quién le ha puesto en esta situación? Alvaro Arzú, el líder histórico de la ciudad de Guatemala y su heredero político, Ricardo Quiñónez. Al permitir el declive, el primero, y al suprimir el servicio de transporte colectivo casi por completo, el segundo, han llevado a toda el área metropolitana a la mayor crisis de vialidad de su historia y han propiciado la peor pérdida de productividad de una ciudad en toda Mesoamerica. Sobre todo, lo han hecho al no planificar un sistema de transporte apropiado para la ciudad.
Ante la falta de una forma de movilización de masas eficaz, cientos de miles de personas optaron por comprar una moto (otros tantos compran carros) y ya hoy hay más motos que autos de cuatro ruedas en las calles.
La Municipalidad capitalina se muestra desesperada tratando de controlar los daños del caos que ha propiciado. El mejor ejemplo es ese carril exclusivo para motos en la Calzada de La Paz.
Pero de querer verdaderamente corregir sus graves errores, la MuniGuate tendría que priorizar hoy trabajar junto al gobierno de Bernardo Arévalo en crear un sistema eficaz de transporte masivo para el departamento y no solo para el municipio de Guatemala.
El sistema más razonable a desarrollar es una mezcla de tren de superficie y tren subterráneo en la capital y municipios adyacentes. Esa, que no será una solución rápida, fácil de ejecutar, ni barata, es la única respuesta viable a largo plazo para la ciudad. Supone una cantidad de retos y de complicaciones como por ejemplo, el diseño del Puente Belice II y varios pasos a desnivel de gran envergadura. Y requiere de una planificación detallada y el inicio de trabajos en el mediano plazo. Sobre todo, requerirá de una inversión pública cuantiosa y de una planificación financiera cuidadosa para lograr su operación eficiente.
El tren de superficie sobre la antigua línea férrea deberá traer pasajeros desde el sur, Amatitlán y Villa Nueva hasta la ciudad, sólo por mencionar dos municipios desde donde se movilizan gran cantidad de personas cada día. La línea subterránea deberá comunicar idealmente y después de varias fases de construcción, Mixco y San Juan Sacatepéquez con San José Pinula.
Hoy la apuesta prioritaria de la municipalidad capitalina es un teleférico o aerometro de inversión privada. Un tipo de proyecto que en otras ciudades, como México, es complementario de un sistema con mayor capacidad de movilización de masas como un tren.
Al planificar un sistema de transporte es natural que surja oportunidad de negocio inmobiliario y comercial y que muchas de las decisiones de inversión pública terminen siendo subordinadas a esos intereses. Pero Guatemala necesita priorizar al vecino que hoy circula con riesgos y pérdida enorme de tiempo y dinero, antes que la opción de negocio de unos pocos.
Ya es momento de planificar el transporte capitalino de una manera integral y capaz de prever el crecimiento de la demanda en el largo plazo. Este es el proyecto más importante para rescatar a la región más productiva del país del caos en que Alvaro Arzú y Ricardo Quiñónez la han sumido.