En 2020, un estudio de Berta Sam Colop de la unidad de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedades No Transmisibles del ministerio de Salud, expuso que entre 2008 y 2017 los departamentos con mayores tasas de mortalidad por Enfermedad Renal Crónica eran Retalhuleu, Suchitepéquez, Escuintla, Santa Rosa y Guatemala: 4 de estos 5 departamentos están en la Costa Sur del país.
Retalhuleu, Suchitepéquez y Escuintla representan el 13.5% de los pacientes que atiende la Unidad Nacional de Atención al Enfermo Renal Crónico (UNAERC) en 2021, según Nicté García, jefe del departamento de comunicación social. El estudio también estableció que, en los últimos 10 años, la media de fallecidos por dicha enfermedad incrementó 56%.
La alta incidencia en la costa llevó a Unaerc, 17 años después de su fundación, a acercar sus servicios a dichas poblaciones, de sus 3 sedes regionales, 2 están en dicha área. Primero fue Escuintla en el 2014 y hace dos semanas, la de Retalhuleu.
Vicente Sánchez, Jefe del Servicio de Nefrología y Trasplante Renal del IGSS, agrupa las causas de la enfermedad en tradicionales y no tradicionales. Las primeras responden a enfermedades cardiovasculares y suelen estar en áreas urbanas. Las no tradicionales tienen una alta incidencia en la Costa Sur:
“Es una enfermedad multicausal. Consideramos que el golpe de calor es lo más importante. Gente que habita o trabaja en comunidades agrícolas ubicadas en áreas de mucho calor. A eso le debemos sumar, contaminantes en las aguas, áreas de trabajo en donde ellos se exponen, no solo al calor, si no a deshidratación intensa. Probablemente, los contaminantes que ya le he mencionado, particularmente la sílice, el arsénico, que está demostrado que dañan los riñones y que pueden estar tanto en el agua como en el aire que se respira. Pensamos que parte del problema es que, para que esta enfermedad se desarrolle tiene que haber un contexto. El contexto es pobreza, bajo acceso a la salud, bajo peso al nacer, desnutrición crónica. Todo esto hace que esta enfermedad se asiente mucho más fácil.”
En 2020, Unaerc atendió a 5 mil 672 pacientes y según Salud, el padecimiento afecta a 8 de cada 100 mil guatemaltecos. Sandro Batres Avendaño, de 50 años, es uno de los pacientes de Unaerc: originario de la aldea La Tortuga en Retalhuleu, este agricultor dejó de laborar debido a su enfermedad. Hoy uno sus cinco hijos aportan para su sustento. Antes de la pandemia, viajaba dos veces por semana a la capital para recibir su tratamiento:
“El pasaje no era tan cómodo porque eran Q60 la ida y Q60 de venida y con lo que comía, eran como Q150 cada viaje. Luego con esto de la pandemia nos vino a dar más fuerte porque no había como movilizarnos y me tuve que quedar rentando un cuarto en Villalobos. Ese cuarto eran Q700 y luego la comida. Estuve 10 meses en lo que fue la pandemia porque me vine hasta ahorita en diciembre.”
Con la apertura de la sede de Unaerc en Retalhuleu, Batres pudo regresar con su familia y reducir el costo de sus viajes. Ahora gasta Q50 para llegar y regresar de sus tratamientos.
En la página de Facebook de la municipalidad de Retalhuleu, se leen casos similares. Ericka Luarca se alegra de la apertura y comenta: “ya no hay que ir hasta la Capital a las citas con el abuelo!!”.
La sede cuenta con 116 pacientes y 20 máquinas de hemodiálisis.
Esta es la quinta enfermedad catastrófica más onerosa para el IGSS: la erogación en medicamentos durante 4 años para la insuficiencia renal ascendió a Q118 millones.