Los diputados volvieron a dar una lección de descaro. Nada nuevo, por otra parte, porque es lo que hacen periódicamente. En esta ocasión, como en otras, oficialistas y oposición se pusieron de acuerdo en ciertos temas aunque SEMILLA y sus aliados prefirieron guardar ciertas apariencias o tirar la piedra y esconder la mano, que es como el refrán popular contempla ese tipo de conductas.
Unos y otros -todos en definitiva- pactaron dos paquetes de normas que votaron alegremente o permitieron que se incluyeran en la agenda y se votara, que para el caso práctico viene a ser lo mismo. En el primer paquete incluyeron la ley de competencia, que concedía una victoria a SEMILLA, mientras otorgaron privilegios fiscales para el sector ganadero, que era lo que perseguía el otro grupo. Ciertos medios de comunicación, apostantes siempre de SEMILLA, destacaron el gran logro de la ley de competencia y obviaron los privilegios concedidos a un sector, con esa visión corta -cortísima- de los alegrones de burro que luego, como ocurrió con las modificaciones de la ley del MP en 2016, pagamos con los años. En el segundo asalto se aprobó la modificación a la ley de delincuencia organizada, otra victoria para el oficialismo, pero también un presupuesto de más de Q148 mil millones, subida del sueldo de diputados en un 33%, se recetaron indemnización a pesar de no ser contratados, sino electos, se otorgaron miles de millones a CODEDES y alcaldías, a pesar de que el propio presidente y otros diputados se opusieron en años pasados y colaron la ley de la PNC, con errores y hasta inconstitucionalidades.
Son de destacar en estas negociaciones -para que no parezca error, olvido o ignorancia- las declaraciones de la gobernadora de Huehuetenango, cuando públicamente manifiesta y reconoce que a ella nadie le ha consultado ni hablado de los proyectos por las cantidades concedidas, sino que eso lo negocian diputados, y nombra al ministro de finanzas Menkos. Por cierto, el mismo ministro que otros medios de comunicación expusieron como quien negoció pagos de obras y elaboró una lista que el Presidente firmo, lo que le costó el cargo a la exminitra Yazmin Barrios.
Coincidente con todo lo anterior, el propio Presidente prefiere desprenderse del ministro Félix Alvarado después de -al parecer- una reunión en la que participó junto con su secretaria y la ahora ministra de comunicaciones, además del ministro Menkos, y en la que se puede intuir -como escenario- otras negociaciones con obras y/o pago de deuda atrasada ¡Siempre las negociaciones de por medio!
Ante la falta de avances, proyectos, firmeza, capacidad de mando y coordinación, dispersión de esfuerzos y escasos resultados, el gobierno y el oficialismo pretender enarbolar dos banderas -no tienen mucho más- como los grandes logros de la actual administración: la ley de competencia y la reforma a la de delincuencia organizada. Lo que no dicen, y muchos medios callan, es que para que eso ocurriera tuvieron que resucitar a Maquiavelo y aquello de que el fin justifica los medios, y negociaron con los mismos que repudiaban hacen apenas un año ¡Cómo cambia la política y cómo las personas cambian con el poder!
Los principios éticos parece que migraron y desaparecieron del actuar de la mayoría de los integrantes de SEMILLA, y eso se paga con el tiempo. Lo importante, frente a un gobierno que no genera más que mala imagen, es tener algo que mostrar, y ahí están las leyes citadas. Si eso nos cuesta millones, despilfarrados en instituciones ineficaces y corruptas, como los Consejos de Desarrollo, o en subidas salariales y futuros pagos de indemnizaciones, para todos ellos, o incluso privilegios para un sector como el ganadero, que fuertemente lo criticaron en la época de Jimmy Morales, no pasa nada. Y es que abrieron la boca de pez glotón y se lo tragaron todo, porque ya se sabe: las penas con pan son menos penas, como dice el refrán.
La oposición necesita de la imagen de SEMILLA cuando vota a favor de ciertas cosas y el partido oficialista cantidad de votos, así que se pusieron de acuerdo y revivieron aquel principio maquiavélico.
En unos años estaremos arrepentidos y sin soluciones, pero es lo que nos merecemos por chambones.