Pedro Oxlaj, un agricultor de 29 años, se apresuró a llegar al lugar minutos después de la tragedia. Él junto a otros vecinos corrieron para ayudar cuando la lluvia empezó a lavar las laderas en Xetzac, en Cunén, Quiché, una aldea ubicada a 88 kilómetros de la capital.
“Nos enteramos cuando los vecinos empezaron a gritar, a alertar que teníamos que ir a apoyar porque una vivienda había quedado soterrada por un deslizamiento. Su vivienda era de tabla, techo de lámina, ubicada en una ladera, inclinado. Se ubica debajo de una carretera que conecta al mismo sector de la comunidad. Ese día que la lluvia fue fuertísima hizo que la tierra estuviera vulnerable. Parte de la carretera se fue a la casa de ellos, se llevó las paredes y la niña quedó atrapada debajo de las tablas con toda la tierra encima.”
La niña de quien habla era Liliana Guadalupe Sarat, tenía 8 años y estaba en tercer grado primaria. El rescate fue tarde, ya no presentaba signos vitales. La pequeña no fue la única víctima, Victoria Xoca Sarat, de 17 años, sufrió quemaduras de segundo grado. Al momento de la tragedia, la familia se encontraba en la cocina y al intentar apagar el fuego de la plancha, la joven se quemó.
No son los únicas tragedias que llegan con las lluvias, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) cuenta durante 2020:
- 273 viviendas destrozadas,
- 15 fallecidos
- y 18 heridos por derrumbes, deslizamientos e inundaciones.
Leonel Alarcón, presidente de la Asociación Centroamericana para la Vivienda, comenta:
“Se caen porque se han construido en zonas de muy alto riesgo. Las personas, tristemente, se han tenido que ir a ubicar a esos lugares, laderas de barranco u orillas de ríos porque no puede acceder a una vivienda que tenga todas las características. Cuando nosotros hablamos de vivienda digna, tenemos que hablar de que el financiamiento tiene que ser accesible para que lo puedan comprar, pero las personas que se van vivir a las laderas de barranco no son sujetos de calificación para que el banco les preste dinero.”
Alarcón agrega:
“El caso que usted me dice, de una casa que tiene paredes de tablas, eso no es un material correcto. Imagínese que hoy en Guatemala tenemos más o menos 1 millón 400 mil viviendas peyorativas y el total según el censo 2018 son 3.3 millones. Ósea que casi la mitad de las viviendas tienen algo que las hace deficitarias. Es una barbaridad esa condición que estamos viviendo.”
El Censo de 2018, estableció que el material predominante en las paredes es la lámina metálica: el 68% de las casas lo utiliza. Para el suelo, el 25% de los hogares son de tierra. Hasta el 11 de septiembre, 1.1 millones de personas fueron afectadas por fenómenos naturales y 8 mil 514 debieron dejar su hogar.
David de León, vocero de Conred, dice cuáles han sido las áreas más afectadas:
“El departamento con mayor registro de daños severos hasta este momento es Escuintla. También Petén por fuertes vientos y Jalapa asociado a las lluvias por las tormentas Amanda y Cristóbal.”