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Nororiente: armas, honor, narcotráfico … y mujeres sin salida cuando son víctimas de violencia
Edwin de Jesús Escobar López, es acusado de dos muertes violentas: primero, el femicidio de su esposa Cindy Lauriana Chacón López, de 28 años, y luego el asesinato de su cuñado, Milton Omar Chacón López, de 24 años, en Tiquisate, Escuintla. Escobar, fue capturado el 23 de enero en Teculután, Zacapa, de donde es originario, […]
Publicado el 18 Feb 2021

Nororiente: armas, honor, narcotráfico … y mujeres sin salida cuando son víctimas de violencia

Edwin de Jesús Escobar López, es acusado de dos muertes violentas: primero, el femicidio de su esposa Cindy Lauriana Chacón López, de 28 años, y luego el asesinato de su cuñado, Milton Omar Chacón López, de 24 años, en Tiquisate, Escuintla. Escobar, fue capturado el 23 de enero en Teculután, Zacapa, de donde es originario, y puesto en prisión preventiva. Un testigo lo señala de jactarse: así somos los de Zacapa.

A Juan Carlos Aquil, abogado del Instituto de la Víctima, a cargo del caso, no le sorprenden las declaraciones:

“Yo estuve trabajando en Fundación Sobrevivientes 5 años. De esos 5 años, estuve 3 en Chiquimula y Zacapa y realmente el contexto de violencia es muy fuerte. Allá, desde pequeños, lo que les gusta son las armas. Eso es su entorno, es una cosa que se ha ido arraigando de forma cultural. No me sorprende que le haya dicho eso, era para confirmar que él era capaz de todo.”

En enero del 2021, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses reportó 68 muertes violentas a mujeres. 12 ocurrieron en el nororiente.

Daniel Nuñez, Doctor en Sociología e investigador en la Fundación Diálogos, explica qué caracterizan la cultura del honor de la región:

 “A grandes rasgos, lo que ocurre en estas regiones es que el valor que un hombre se da a sí mismo y percibe que la sociedad le da a él, se construye sobre la base de la violencia. En general, en los países de América Latina, el ideal de un ‘verdadero hombre’ es uno fuerte que defiende a su familia y a ‘sus mujeres’ de otros hombres, que usa la violencia si es necesario. Ahora en Guatemala, es difícil decir que solo en oriente hay eso. El mostrar las armas, allí, es parte de la identidad de los hombres, eso no ocurre en occidente. Quizás por ahí viene ese estereotipo.”

Cristel Méndez es la delegada regional de nororiente de la Unidad de Prevención Comunitaria de la Violencia (UPCV) del ministerio de Gobernación. Ella dice que la zona presenta obstáculos específicos: la presencia del narcotráfico impide capacitar ciertas comunidades y la normalización del uso de las armas reduce el alcance de sus talleres:

“Lo que hace más que todo el hombre es no permitirle a la mujer que participe y mucho menos a que se desenvuelva con nosotros. Ha habido otras ocasiones en las cuales las mujeres llegan acompañadas de sus esposos. Hay otros hombres que van acompañados hasta de machetes, que es lo que más se mira en oriente y nosotros lo tomamos como una forma de amenaza a nosotros y a las mujeres.”

Solo Jutiapa, por ejemplo, posee el 4.43% del total de armas registradas en el país: es el segundo departamento con más armas, según los datos del Ministerio de Defensas. A su vez, el Censo 2018 indicó que Jutiapa registró sólo el 3.3% de la población nacional.

Méndez expone qué hace falta en aquellos departamentos que genera más impunidad:  refugios para víctimas de violencia. Las mujeres no denuncian por temor y porque no tienen a donde ir:

 “No hay ningún lugar a donde la mujer pueda acudir cuando ponen la denuncia y ya no puedan regresar a su casa.  Hay una CAIMUS en Río Hondo, lo cual ahorita con las autoridades, háblese con el Gobernador Departamental, el tercer viceministro de prevención y el ministro, lo vamos a retomar. Las mujeres no ponen denuncia porque no tienen a dónde llegar. El más cercano a la región nororiente es Rabinal, Baja Verapaz. Estamos hablando de que son más de 5 horas para poder llevar.”

Foto de portada: Manuel Avila

Natalia Gámez