En total 28 partidos políticos están listos para competir en los próximos comicios generales de 2023. Entre estos hay nueve agrupaciones de reciente creación que con colores, símbolos, mensajes y canciones pretenden reflejar una nueva propuesta.
Las imágenes de una estrella azul, de dos manos estrechadas, un elefante, un gallo o simplemente letras de colores, conforman los logos de los nuevos partidos políticos registrados hasta el 21 de septiembre en el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Estos son: Partido de integración Nacional (PIN), Partido Republicano (PR), Partido Político Nosotros (PPN), Unión Republicana (UR), Partido Azul, Elefante, Cabal y Cambio.
Partido Azul es una agrupación política que se identifica como derecha que hasta este miércoles contaba con 30 mil afiliados y con el cual, según Marco Monterroso, integrante del Comité Ejecutivo Nacional, buscarán posicionar alcaldes a nivel nacional y actualmente discuten su candidatura a la presidencia.
«Todos los que pretendemos postular no han figurado en cargos públicos, son totalmente nuevos. El partido surgió por la iniciativa de un grupo de ciudadanos que solo busca un mejor país como todos lo soñamos».
Una investigación del diario La Hora refiere que su principal dirigente es Isaac Farchi, quien fungió como coordinador general adjunto del Comité Ejecutivo del Programa Nacional de Competitividad de Guatemala (Pronacom) durante el gobierno de Alejandro Giammattei, pero renunció tras las revelaciones que apuntaba a que empresarios rusos entregaron soborno al gobernante para la continuidad de un proyecto minero en Izabal.
Otro de los partidos que figura como nuevo es Cabal con 32 mil afiliados. Su secretario general es Edmond Mulet, quien ha ocupado diferentes cargos políticos como diputado, presidente del Congreso de la República y candidato presidencial con el Partido Humanista.
Lejos de ver como desventaja la inclusión de exfuncionarios, quienes integran los nuevos partidos políticos dicen que por el contrario, son una «ventaja”. Es el caso del partido Elefante, un partido de derecha que, aunque no ha definido sus candidaturas, reconoce la participación de Alfonso Alonzo, exministro de Ambiente y Julio Longo, actual diputado del bloque FCN-Nación, ambos funcionarios durante el gobierno de Jimmy Morales. El extitular de Ambiente en su momento fue criticado por la falta de experiencia en el cargo.
Hugo Peña, secretario general de Elefante.
«Pues hay y seguirán habiendo más exfuncionarios por una sencilla razón: hay gente que tomó mucha experiencia en cargos públicos, esa es la experiencia que el Estado requiere porque este país no lo vamos a cambiar con niñitos de primera comunión, ni con gente que cree que tiene cuello blanco. Este país hay que cambiarlo con gente que tenga experiencia».
Es la misma opinión que tiene Carlos Velásquez Monge, secretario general del Partido Republicano, que puede incluir al exvicepresidente Rafael Espada como potencial candidato.
«Yo fui ministro de Desarrollo Social, director de Aeronáutica Civil, en fin, yo no lo veo como una crítica, lo veo como un acierto. Nosotros no podemos cada cuatro años aventurarnos a probar si se puede o no. El costo que paga la población por el desconocimiento de las personas en el qué hacer público es muy alto».
También está el partido Cambio, este está ligado a Manuel y Jorge Baldizón, hijos de Manuel Baldizón, excandidato presidencial quien recientemente recuperó su libertad después de ser condenado en Estados Unidos por lavado de dinero.
Así como llegan también se van. En 2019 según los registros del TSE participaron los partidos políticos Avanza, Mi País, Unidos y Partido Productividad y Trabajo, aunque no figuran como inscritos para las elecciones. Según el TSE actualmente hay 31 comités para la formación de partidos políticos.
Para Francisco Quezada, analista del Centro de Investigaciones Económicas (CIEN), estos partidos tienen “bajísima” oportunidad de ganar cargos, pues no tienen una ideología clara y son apoyados por exfuncionarios tachados.
«Lo curioso es que hay recursos para hacer tanto partido sin saber su origen, lo preocupante es que exfuncionarios tengan esa cantidad de recursos. La intención detrás es colocar una pieza clave, dígase un alcalde o un diputado, con eso el partido deshonesto ve la posibilidad de recuperarse con creces».