Piñata de temporada
No es que seamos un país pobre sino que somos una sociedad descarada que permite el abuso.
Publicado el 13 Dic 2024

No es nuevo que por estas fechas -distraídos como estamos y con ese falso sentimiento de que “todo el mundo es bueno”- la mayoría de instituciones públicas otorguen a sus funcionarios un bono, incremento salarial o negocien el pacto colectivo que terminamos pagando quienes estamos ajenos a esos alegrones burocráticos.

El “bono del impulso económico” -el nombre ya da para una tesis-, es el que acaba de conceder el ministerio de finanzas públicas a los trabajadores de dicha dependencia. Serán Q4,500 de “aguinaldo” para que los muchachos sean dóciles, obedientes y no generen problemas, que es la manera navideña de describir un chantaje sin que suene mal. En todo caso, ese ejemplo es solamente la punta del iceberg, de lo que se puede apreciar en el resto de la administración.

Ellos, los de finanzas, suelen ser los que se quejan de que “somos el país que menos carga tributaria tiene” ¡Y qué bueno!, le respondería inmediatamente. Si con poca carga tributaria, “escaso gasto público” y baja recaudación, reparten millonadas, ¡imagínese que no ocurriría con cantidades mayores! Añada al costo de los pactos sindicales y las alegrías ministeriales, los aproximadamente Q12,000 millones que tendrán los Consejos de Desarrollo -y súmele el presupuesto de las municipalidades- y comprenderá esas compras de juguetes, víveres, convivios, regalos y otras arbitrariedades que se despachan -en nombre del desarrollo y del combate a la pobreza- los alcaldes y sus esposas: “las primeras damas municipales”.

No es que seamos un país pobre sino que somos una sociedad descarada que permite el abuso. Creo firmemente -cada vez más- que no es culpa de los políticos, a la postre reflejo de sus votantes, sino de una sociedad corrompida que no se avergüenza de serlo, pero tampoco quiere escucharlo ni mucho menos cambiar su comportamiento. Cada año esperamos que “los nuestros” lleguen al poder para tener cuello, y así contar con un puesto de trabajo -a dedo- o con prebendas de contratos, asignaciones, regalos o privilegios. Eso ocurre porque no hay una ley de servicio civil que impida contratar a los amiguetes, sino llegar a los puestos públicos por oposición. Tampoco nos engañemos, no es culpa de este gobierno ni de los anteriores -que actúan exactamente igual, con sus variantes propias, pero con idénticas formas- sino de unos ciudadanos criados en el pillaje y la “chispudez” de quien busca las vueltas y necesita amigos para reivindicarse, porque no cree en él mismo ni en el sistema se ha construido.

Ocurre igual con el sistema de justicia, que no es ajeno a esta forma de ser. En cada momento queremos y aplaudimos a “nuestros jueces” que no son otros que aquellos que imparten justicia según nuestro parecer de lo que hay que hacer. Así, aquella fiscal Paz y Paz fue aplaudida por los afines a la justicia del conflicto armado -y repudiada por el sector contrario-, Thelma Aldana, beatificada por quienes gustaban de la venganza de los “jueves de CICIG”, y la actual por aquellos que se quieren vengar de lo que hicieron las dos anteriores. Con el próximo fiscal general ocurrirá lo mismo, habrá quienes lo elogien y los que critiquen, porque es una forma de ser social de la que no podemos o queremos escapar.

Eso sí, cada momento nos congratulamos de tener un clima extraordinario, ser muy trabajadores, contar con el quetzal y presumir de unos paisajes preciosos. Una forma de escapar de lo que sabemos perfectamente pero no queremos reconocer: estamos podrimos y corrompidos. Tiramos la ética y los valores a la basura hace siglos -porque ya llevamos más de dos de independencia- y únicamente buscamos cada día como justificar esa mediocridad que vulnera los principios esenciales de la justicia y huye del bien común en beneficio del interés propio

¡Somos una sociedad sin futuro!

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Pedro Trujillo
Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV

Sobre Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV