Las crisis migratorias de Guatemala han atravesado distintos momentos en la historia reciente: el conflicto armado interno, desastres naturales y la más reciente alarma desde 2014 cuando miles de menores de edad no ha acompañados viajaron indocumentados a los Estados Unidos y retornaron meses después tras ser detenidos por las autoridades migratorias.
En 2016 la Patrulla Fonteriza reportó la interceptación de 50 mil menores provenientes del Triángulo Norte de Centroamérica, sin estar acompañados. La mayor cifra, 18 mil 900, eran de Guatemala.
Hacia 2017 y 2018 las estadísticas no disminuyen. Todo lo contrario afirma el padre Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante:
“Del primero de octubre de 2017 hasta finales de mayo 2018 tenemos más de 16 mil niños niñas y adolescentes detenidos en la frontera con México y Estados Unidos”.
El Triángulo Norte de Centro América vive en similares condiciones: pobreza, desigualdad e inseguridad. En 2014 durante el gobierno de Otto Pérez Molina fue lanzado un proyecto que pretende solucionar esos problemas y también prevenir las migraciones forzadas: Plan Alianza para la Prosperidad, impulsado por Estados Unidos. En 2016 se firmó el acuerdo mediante el cual los países se comprometieron a trabajar áreas como: apoyo al sector productivo, capital humano, mejoras en seguridad y justicia y fortalecimiento institucional, además a proporcionar información a través de campañas de sensibilización sobre los riesgos de la migración indocumentada.
Édgar Gutierrez, excanciller y economista, afirma que se han hecho esfuerzos, sin embargo: Guatemala es el país que más migrantes está enviando hacia los Estados Unidos: no hay empleo, los ingresos son magros, la economía no ha ofrecido las oportunidades que se esperaban.
Agregó que aunque se están implementando proyectos para el desarrollo de las comunidades del altiplano, no se logra dar respuesta a las necesidades.
“El Plan jamás va a ser la solución, porque lo que preparó Centro América es un plan muy conversador, pretende hacer más de lo mismo, incrementando en educación, salud, pero no habla de trasformaciones sociales ni de cambio de matriz del modelo económico que transformen las causas que están dando origen a la migración.
Jonathan Menkos, opina también que el proyecto no mitiga la pobreza, desigualdad y por ende tampoco las migraciones, por lo que ve necesario replantear el plan:
El plan tiene un defecto inicial que es una mirada corta, en materia de desarrollo y de mitigación de migración forzadas. Ahora que viene el vicepresidente de los Estados Unidos, es un buen momento para volver a analizar el plan y reconocer que lo que Guatemala necesita es un proyecto mucho mejor consensuado para disminuir la grandes brechas de desigualdad.
Además de dotar de fondos al mismo para el fortalecimiento de la líneas de acción del mismo ya que asegura.
Revisamos el año anterior algunos elementos presupuestarios y se han reetiquetando muchos de los gastos que ya hacía el Estado y se han nombrado como gastos en pro del plan, a excepción de algunos recursos destinados al Ministerio Público.
El fortalecimiento al sistema de justicia es de las líneas que mayores avances presenta, sin embargo, educación, reducción de la pobreza y desigualdad no logran avanzar.