El oficial Benjamín Chávez tiene 30 años y cumple 7 de trabajar en la Policía Nacional Civil (PNC). Hubo dos años que sobrevivió con Q700 mensuales, pues el resto de su salario no pasaba por sus manos: cada mes los bancos descontaban cuotas de préstamos de su planilla.
Chávez vive en San Miguel Petapa y llegó a deber Q70 mil. Solo “sobrevivía”, dice, pues sostenía a su hijo de 7 años que “afortunadamente” vive con los padres de su expareja y le apoyan con la alimentación y los útiles escolares.
«No sé en qué momento me endeudé. Hice préstamos para pagar otro préstamo. En su momento sí los hice porque necesitaba ayudar a mi hijo y a mi esposa porque ella no trabajaba».
Hace un año Chávez se unió a la Asociación de Desfinanciados, Techo de Jubilación y Jubilados (ADETEJU), que aglutina a 8 mil 300 trabajadores del Estado endeudados. Allí logró que la entidad mediara ante los bancos para generar un esquema de pago de deuda y ahora paga Q900 mensuales de su deuda
Estas historias están en todos lados: José Luis Monroy, de 51 años, es agente retirado de la PNC. En el 2005, en Cobán, Alta Verapaz, fue fiador de otro agente que hizo un préstamo por Q75 mil en un banco. Semanas después, el deudor fue dado de baja por provocar un accidente y chocar la patrulla que conducía.
«En el banco no me buscaron solución y me cargaron los Q75 mil. Hubo unos meses donde no me pagaban nada porque me lo descontaban de la planilla, clasifiqué a la ampliación del crédito para pagar cuotas bajas. Al deudor ya no lo vi, hasta lo fui a buscar a su casa a Playa Grande, Quiché, pero no estaba».
Monroy conoce agentes y exagentes de la PNC que solo reciben Q300 o Q400 al mes debido a los descuentos de la planilla.
«Hay policías activos que ya no pueden pagar la deuda y mejor optan por abandonar su empleo, se quedaron con la deuda o se la cargaron al fiador. Hay otros que toman pastillas o se tiran del puente de Salamá, Baja Verapaz o se le atraviesan intencionalmente a un carro y se acabó».
Alex Gudiel, director de Zona Cero, un movimiento que busca enseñar principios financieros personales, dice que como parte de su trabajo asesoran empleados el Estado, muchos de ellos endeudados por préstamos bancarios y compra de electrodomésticos en almacenes populares. El peligro, dice Gudiel, es que esas deudas los pueden llevar fácilmente a involucrarse en ilícitos para recuperar el dinero que no reciben.
«Un policía que tiene deudas, tiene el riesgo de vivir de los ilícitos. Y hay una pregunta: uno normalmente empieza la deuda con la familia o amigos, después es a la tarjeta de crédito, luego a los bancos, después se le debe a los usureros y luego vienen los ilícitos. Cuando alguien ya le debe a los bancos y no puede pagar, cae con los usureros, donde las condiciones son complejas, porque los pagos son agresivos».
Según la Superintendencia de Bancos, un 50% de los guatemaltecos tiene deudas por préstamos y tarjetas de crédito, no por inversión en negocios, sino por consumos, entre los cuales se incluye la compra de electrodomésticos.
Quienes trabajan en los ministerios de Gobernación, Educación y Salud son los más endeudados, según Gudiel y todo responde a que, según la percepción de los bancos, son entidades cuyas plazas representan estabilidad.