Jimmy Morales está acorralado. Presionado. Equivocado. Mas no descontrolado, sino todo lo contrario: está bajo control de un poder que le domina, lo manipula y lo maneja. Esas fuerzas, que permanecen en las sombras, son los financistas de su campaña electoral, los padres y maestros de un sistema político fundado en la corrupción e impunidad.
En el camino Morales se rodeó de asesores que lo convencieron de que su única salida era expulsar al comisionado de Naciones Unidas en la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), Iván Velásquez.
Es que Morales está frente a dos problemas personales.
El primero: en tres días un Tribunal de Sentencia abre el juicio contra dos miembros del entorno familiar más cercano de Morales: su hijo José Manuel Morales y su hermano Samuel Morales, son acusados por los delitos de fraude y lavado de dinero.
Y el segundo estalló apenas el viernes cuando la CICIG y el Ministerio Público (MP) presentaron solicitud de antejuicio contra Morales porque como Secretario General del Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) ocultó y omitió información en torno a los financistas de su campaña política en 2015.
La pregunta que Jimmy Morales se negó a responder desde noviembre de 2015 es ¿quién inyectó fondos a FCN-Nación durante el año electoral?
Antes de contestar, FCN-Nación evadió la debida diligencia desde Noviembre de 2015 cuando los auditores del Tribunal Supremo Electoral (TSE) llamaron en repetidas veces a su puerta. Nunca hubo respuesta. El problema se tornó grave para Morales cuando la propia contadora del partido de gobierno declaró ante los investigadores del MP y la CICIG: ella explicó que cuando las aportaciones eran superiores a los US$10 mil dólares, le era vedado conocer quién era el financista. Esas eran las directrices del partido declaró la mujer, quien renunció a la agrupación política.
Jimmy Morales articuló, previo a la presentación de su antejuicio, una «Salida de Emergencia». Es más simple interpretar los hechos de la semana pasada después de las 6:00 am de este domingo.
La comunicación oficial fue errática durante 8 días.
- En primera instancia: la Presidencia ocultó que Morales propició una cita con el Secretario General de Naciones Unidas. El canciller Carlos Raúl Morales, destituido esta mañana, respondió a ConCriterio que fue el 5 de agosto cuando Morales solicitó esa reunión en Nueva York. La Fiscal General Thelma Aldana, por su lado, aclaró que los antejuicios son producto de una investigación que arrancó el primer semestre de 2016.
- Entonces: mientras la cita en ONU se requirió hace 3 semanas, las conferencias de MP y CICIG son el resultado de un proceso de poco más de 12 meses.
¿Avizoraba el Presidente Jimmy Morales una acusación en su contra?
Es claro que el partido de gobierno conocía del desarrollo de las pesquisas: la contadora de FCN-Nación ya había declarado ante los fiscales.
Morales engañó a la población en los últimos días. Mientras su vocero declaró que el interés del viaje a Nueva York era fortalecer a CICIG, la información extraoficial hasta el momento da cuenta que la comisión guatemalteca llegó ante el Secretario General con un documento que contiene quejas contra Iván Velásquez. Hace solo ocho semanas el mismo gobierno guatemalteco había expresado en Naciones Unidas su complacencia con los logros de CICIG en el combate a la corrupción.
El viernes, un comunicado de la Presidencia de Guatemala informó que durante esa sesión: “Se dialogó sobre los logros de Gobierno en la lucha contra la corrupción y se planteó la necesidad que la CICIG se circunscribiera al mandato otorgado para su funcionamiento, y al ordenamiento jurídico y constitucional de la República de Guatemala”.
La pregunta es: ¿hablaron de fortalecer a CICIG o de reducir sus límites? Un documento, emitido por la oficina del vocero del Secretario General de Naciones Unidas, deja ver el tono de su respuesta ante cualquiera que fue la solicitud: respaldo y confianza hacia CICIG e Iván Velásquez.
Cuarenta y ocho horas después, Jimmy Morales despertó a los guatemaltecos con un vídeo y desde una habitación cargada de sombras declaró non grato a Iván Velásquez y lo expulsó del país.