Después de enfilar por calles y avenidas del Centro Histórico, la procesión del Cristo Yacente del Calvario de Viernes Santo, una de las más grandes del mundo, cambiará su recorrido esta Semana Santa, como parte de los protocolos en los cortejos procesionales que para religiosos son importantes pues levantan la “fe y esperanza” de los feligreses, conscientes de que las aglomeraciones representan un riesgo por la pandemia.
El alboroto de las personas, a pesar de los protocolos sanitarios, los rezos y lágrimas entre feligreses fueron evidentes en la primera procesión que se realizó el pasado sábado para conmemorar los 300 años del Patrón Jurado de la parroquia de La Merced en el Centro Histórico.
Felipe Guerra, de 40 años, y quién desde adolescente participa en estas actividades durante cuaresma y Semana Santa, cree necesario reanudar poco a poco las actividades religiosas porque fortalece el espíritu, especialmente de quienes han perdido a seres queridos por la pandemia.
«Las procesiones devuelven un momento de esperanza a las personas, más de lo religioso o artístico que puedan representar, también representan un momento de unión familiar y una nostalgia por aquellos que ya no están entre nosotros y que han dejado un legado que llevamos en el corazón».
Óscar Rivas, de 45 años y cucurucho desde los 7 años, dice que fue gratificante encontrarse con compañeros con quienes ha compartido la misma fe y el interés por los ritos religiosos de la época. Aunque reconoce que hubo desorden y espera que en las próximas semanas se tome consciencia de lo importante que es seguir las medidas sanitarias.
«Es muy difícil tratar de controlar a la gente especialmente en la salida de las procesiones. El sábado era una amontonazón, por supuesto, todos queríamos vivir la salida de la primera procesión después de dos años. La gente estaba amontonada en los puntos más álgidos y de nada sirvieron los protocolos si no se respetaron».
Lo positivo, según Rivas, es que las hermandades promueven la vacunación y nadie puede cargar un anda si no presenta la constancia de esquema completo.
«Creo que es una de las mejores medidas para vivir una Cuaresma y Semana Santa pero después veremos qué repercusiones nos trae».
El padre Manuel Chilín, quien participó en la mesa técnica con el ministerio de Salud para decidir qué protocolos se seguirán en los cortejos procesionales, responde que era necesario regresar a estas actividades porque es una “esperanza” y ve positiva la afluencia de fieles católicos.
“Para la gente esto significó el agua en el desierto y Jesús de La Merced significa mucho en la fe de este pueblo. La iglesia y educación hemos sido los más castigados en esta pandemia con las medidas que se toman”.
Chilín dice que una de las restricciones que se acordaron con Salud es que las procesiones deben desarrollarse en calles amplias, por lo que el Viernes Santo, la procesión de Cristo Yacente del Templo El Calvario cambiará su recorrido y enfilará por las zonas 4, 9 y avenida la Reforma, zona 10.
El anda es considerada una de las más grandes del mundo, mide 25 metros de largo y 2 de ancho, y es levantada por 140 personas cada cuadra. Sin embargo, se redujo la cantidad de turnos en un 50% por lo que el recorrido de la procesión será más corto, puesto que saldrá a las 14.30 horas y retornará a las 22 horas, cuando en años anteriores el retorno era por la madrugada.
«Entramos en la consideración de no entrar al Centro Histórico y caminar hacia al Sur, donde las calles son más amplias, hay carriles auxiliares y es más ventilado. También es de beneficio para que la gente pueda movilizarse en sus propios vehículos».
La procesión recorrerá la 6 avenida de la zona 4 y parte de la misma avenida en la zona 9. Pasará frente a la iglesia de Yurrita para llegar a la 12 calle de la avenida Reforma donde retornará por la 7 avenida hacia El Calvario.
Chilín menciona que varias hermandades cancelaron las procesiones y otras acortaron el recorrido de las procesiones, mientras que los organizadores exigieron esquemas completos de vacunación para quienes deseen participar. Todos los cargadores deben desinfectar al cambio de turno las horquillas que utilizan para controlar el peso del anda.