Bernardo Arévalo debes llamar al final de los bloqueos. Las protestas deben continuar: marchas, manifestaciones frente al palacio, el MP, y otros organismos del Estado, y hasta la convocatoria a paros generales. Los bloqueos, sin embargo, no son la ruta. Solo verás tu popularidad escurrirse, y llegarás al 14 de enero con un nivel de simpatía bajísimo, prácticamente una piñata para que los diputados del Pacto de Corruptos vapuleen.
Desde que tengo memoria, los bloqueos son parte de la práctica popular guatemalteca. Los bloqueos, sin embargo, son prohibidos y prontamente desmontados en cualquier país avanzado. En Europa, donde vivo, o en cualquier otro país desarrollado, bloqueos son impensables. Muchas otras actividades de protesta, sin embargo, se permiten: las marchas (recién participé en una llamada, el millón de corazones del principal partido de oposición en Polonia), las manifestaciones frente a instituciones, el llamado a huelgas y hasta paros generales en muchos casos.
Los bloqueos son prohibidos y prontamente desmantelados por la policía en estos países porque vulneran de manera descarada el derecho humano y constitucional a la libre movilidad de la población. La gente necesita ir al trabajo, a las escuelas, a hacer diligencias fuera de casa; y los bloqueos hacen peligrar los servicios de emergencia como ambulancias o camiones de bomberos. Gente puede morir a causa de los bloqueos.
Los bloqueos, en otras palabras, son acciones donde pequeños grupos de 10 o 15 personas (eso ha sido lo típico en Guatemala, excepto en carreteras en el altiplano donde puede haber mucha más gente) vulneran el derecho constitucional y derecho humano a la libre movilidad de miles de personas. Por supuesto que las marchas bloquean también el tránsito pero las rutas se anuncian, y las autoridades municipales señalan rutas alternas durante esas horas. Y si las manifestaciones frente a una institución bloquean el tráfico, es en una calle particular, y de nuevo las autoridades crean vías alternas mientras estas duran.
Bernado, llama al final de los bloqueos. Pide que las acciones públicas de protestas continúen: marchas, manifestaciones, e incluso huelgas y hasta paros generales, pero no permitas que siga la práctica de los bloqueos. El respaldo a tu candidatura fue masivo en la capital y ciudades del interior, y es ahí precisamente donde tu popularidad y la de Semilla se puede erosionar muy rápido entre la clase media y popular. Mientras más duren los bloqueos, es peor para tí y mejor para Alejandro Giammattei y el Pacto de Corruptos.
p.s. Si alguien duda de mi respaldo a Arévalo y mi oposición al Pacto de Corruptos por este artículo, lo invito a leer mis seis artículos anteriores aquí en Prensa Comunitaria.