Usted quizá oyó el audio que circuló en WhatsApp a principios de abril. Una voz masculina, que se identificaba como trabajador en la Casa Presidencial, afirmó que el siguiente domingo se decretaría toque de queda permanente. La nota de voz se propagó de teléfono en teléfono y llevó a miles de guatemaltecos a vaciar las estanterías de los supermercados. El pánico fue tan grande que el entonces Secretario de Comunicación de la Presidencia, Carlos Sandoval, salió a desmentir el rumor. Los guatemaltecos no son víctimas exclusivas de la desinformación. En Inglaterra, hasta mayo, 77 antenas telefónicas fueron objeto de vandalismo por rumores de que la banda 5G es responsable del virus.
Silvio Gramajo, comunicador y docente universitario especializado en acceso a la información, explica qué son los rumores:
“Son una especie de afirmaciones que de alguna forma son creadas para que la gente las crea. Tienen la capacidad de ser difundidas. Hace mucho tiempo se hablaba de que una de las principales formas era la oralidad. Muchas veces tienen la capacidad de no presentar ningún dato lo que hace difícil la comprobación de su veracidad. Hay una lógica de manipulación.”
Gramajo cuenta que su motor es la falta de certeza:
“La principal fuente de rumor es la incertidumbre. Cuando las decisiones de lo público no quedan claras, se empieza a generar una serie de rumores que surgen a partir de esa duda.”
Las implicaciones son diversas. Existen repercusiones legales: un ejemplo fue la investigación, aún sin resultados, que empezó la Fiscalía de Delitos Administrativos a raíz de la difusión del famoso audio sobre el encierro. En Irán, en abril, las autoridades reportaron la muerte de 796 personas por ingerir metanol tóxico pues creyeron desinformación de este como cura del coronavirus. En Francia, rumores sobre remedios para la pandemia también llevaron al gobierno a tuitear que la cocaína no protege contra el COVID-19.
¿Dónde hay mayor riesgo de caer en la desinformación? En WhatsApp. Gramajo dice por qué:
“Las otras plataformas tienen normas y criterios que poco a poco han ido mejorando, implementando y poniendo en práctica, por un asunto de responsabilidad. El tema del WhatsApp es que prácticamente se convierte en un territorio libre. Allí no hay ningún filtro en la posibilidad de recibir y reenviar.”