El panorama para aplicar una tercera dosis de vacuna anticovid aún es incierto en el país. El ministro de Salud Francisco Coma dice que analizan el proceso, pero no tiene fecha para comenzar.
Mientras países como República Dominicana, Chile, Uruguay, Canadá, Estados Unidos, Panamá, entre otros, han despegado en la aplicación del tercer refuerzo contra el coronavirus, Coma refiere que deben adaptarse a los protocolos internacionales y el Comité Nacional de Vacunación analiza los procedimientos, sin dar más detalles.
“De darse la aprobación, el primer objetivo sería la población de primera línea, que son los mismos de la primera fase de vacunación –enfermeros, médicos y cuerpos de socorro– por los niveles de riesgo en los que se trabajan. Sí existe una estrategia planificada, pero estamos esperando la validación de los protocolos de Salud”.
Iris Cazali, especialista en Infectología y Epidemióloga, reitera que la tercera dosis se ha recomendado a nivel mundial para las personas que no han generado suficientes anticuerpos, que pueden ser los mayores de 60 años y quienes padecen otras enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión arterial e insuficiencia renal, pues se ha comprobado que después de ocho meses las defensas generadas por las vacunas bajan sustancialmente en la mayoría de personas.
La epidemióloga refiere que estudios poblacionales hechos en Israel y Reino Unido han demostrado que los mayores de 60 años o con otras patologías, han necesitado hospitalización por covid a pesar de tener un esquema completo de vacunación.
“Es efectivo que si se puso Pfizer en la primera dosis se ponga de la misma dosis en la tercera, al igual que con Moderna. Otra opción es que si se puso Pfizer se ponga una tercera dosis de Moderna o viceversa, porque es la misma plataforma o la misma receta. Con Astrazeneca y Sputnik no se ha demostrado si una tercera dosis sube los anticuerpos.
Cazali menciona que durante la ola de contagios por la variante Alfa en Inglaterra, se hicieron mezclas de Astrazeneca en la primera dosis y Pfizer en la segunda, lo cual resultó efectivo y se descubrió que las defensas subieron sustancialmente.
El epidemiólogo José Ortíz, director del Observatorio Nacional de Salud, refiere que incluso el ministerio de Salud debería tener un muestreo sobre la cantidad de anticuerpos que las personas generaron con diferentes vacunas.
“De hecho, en los laboratorios de acá se hacen esas pruebas, el ministerio lo podría hacer porque no es ninguna otra tecnología. En el mejor de los casos esperemos que el 95 por ciento de los vacunados hayan generado estos anticuerpos porque se han visto en otros países que no llegan ni al 75 por ciento de inmunidad, aún queda población en riesgo, a pesar de ser inmunizada”.
Para Zulma Calderón, de la unidad de supervisión de hospitales de la Procuraduría de Derechos Humanos, se debe analizar con qué vacunas se harán los refuerzos y si se tienen los suficientes fármacos para comenzar esa fase, pues solo están autorizados los refuerzos para Pfizer, Moderna y Jhonson y Jhonson, aunque de esta última no hay en Guatemala.
Según Calderón, comenzar una fase de refuerzo ahora solo crearía grupos inequitativos: los que tienen tres dosis, los que tienen una dosis y los que no tienen ninguna por la lentitud del proceso y la negación al fármaco en áreas rurales.
Hasta ayer según Salud habían 3 millones 134 mil 252 con esquema completo de vacunación y 5 millones 195 mil 331 con una dosis.