El maíz y el frijol son los principales alimentos en Guatemala y con el paso de la tormenta Julia las cosechas de noviembre se perdieron en al menos cinco regiones productoras. Esto provocará escasez de alimentos en departamentos que ya vivían en inseguridad alimentaria, advierten los productores.
Los productores de granos básicos advirtieron desde junio que, ante el encarecimiento de los fertilizantes, las cosechas no serían las mismas este año y pidieron “decisiones urgentes” al Gobierno ante una inminente escasez y encarecimiento de los alimentos».
Gustavo Rivas, presidente de la Asociación Nacional de Granos Básicos (Anagrab), dice que la tormenta complicó más el panorama.
«En el área norte que es Petén y franja transversal del Norte sí hubo pérdidas considerables. 15, 20 o 30 manzanas perdidas».
Con los primeros rayos del sol de este miércoles, los transportistas tienen una mejor expectativa y esperan que los ríos regresen a su caudal, pero quienes intervienen en la cadena recuerdan que los problemas no solo son de producción sino de transporte. Julio Herrera Sontay, representante de la Asociación de Transportistas de Maíz (Asotrami).
«Los caminos se dañaron, los alimentos no llegaron a donde tenían que llegar, se perdieron».
Para evitar la falta de alimentos en regiones como Alta Verapaz, donde el maíz y frijol normalmente se obtienen a finales de noviembre, se guardan y sirven de alimento el siguiente año. Pero desde 2020, por las secuelas de las tormentas Eta e Iota esas reservas se acabaron y es la región donde se concentran los casos de desnutrición aguda, afirma Jorge Pernillo, consultor independiente en temas de Seguridad Alimentaria.
«Existe una proyección de que 3.2 millones de guatemaltecos viven con inseguridad alimentaria de moderada a severa; es decir que necesitan asistencia alimentaria. Esta proyección es sin pensar en cómo afectarán estos fenómenos naturales, que ahora aumentarán la inseguridad alimentaria. Si no fuera por la cooperación internacional, estas familias no tendrían alimentos».
Las comunidades más afectadas por la destrucción de las cosechas están en el sur de Petén, Huehuetenango, Quiché y las Verapaces, dice Pernillo. Él también afirma que una de las entidades más ausentes es el ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación (MAGA).
«No llega la cobertura porque tienen dos o tres extensionistas en los municipios más vulnerables. En Guatemala, Quetzaltenango y Santa Rosa que no hay tanta vulnerabilidad, hay más extensionistas. La gente que padece inseguridad alimentaria es la que menos aparece en los listados de los programas de Gobierno».
Con Criterio solicitó al Maga información sobre los programas de asistencia para los agricultores. En Comunicación Social respondieron que se integró una mesa de trabajo para determinar cuáles son las regiones afectadas y “definir acciones de respuesta para los afectados”.
En San Cristóbal y Chisec, ambos municipios de Alta Verapaz, están las comunidades más alejadas que sobreviven con granos básicos pero desde julio reportaron que no tienen acceso a esos alimentos afirma Raúl Marroquín, vicepresidente del Consejo Comunitario de Desarrollo (Cocode) de San Cristóbal.
«Se nos va agravar la situación porque la tormenta lo que hace es minimizar las cosechas: con esto habrá más escasez de alimentos. De los 17 municipios de Alta Verapaz, San Cristóbal es el más afectado, el año pasado murieron 6 niños por desnutrición».
Según datos de la Secretaría en Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan), Alta Verapaz tiene 1,045 casos de desnutrición aguda.
No solo una persona lo dice. La baja producción de alimentos provocará una escalada en desnutrición, especialmente en el corredor seco: Baja Verapaz, Zacapa, El Progreso, Jalapa, Chiquimula y Jutiapa, donde los programas gubernamentales no llegan, alerta Manolo Mazariegos, coordinador de la unidad de nutrición del Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP).
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