Sistema penitenciario: el eslabón débil
[En Guatemala] “...un preso puede abandonar la prisión, cometer no importa qué delito, y regresar, sin que nadie se entere, controle o verifique fiablemente el proceso.”
Publicado el 07 Jun 2024

El sistema penitenciario debería de ser el último eslabón de todo un sistema de justicia que cierre la persecución y condena penal de los delincuentes. Sin embargo, hemos estado viendo por años como el control de las presiones está en manos de los reos y la vida en prisión parece ser no es tan austera como se podría suponer, ya que se ha visto con frecuencia como algunos salen de la cárcel, pasean, entregan flores, van de compras o cualquier otro despropósito.

Uno de esos episodios se pudo ver en días pasados, cuando un privado de libertad era conducido por sus vigilantes a un lugar abierto en el que se encontró justamente con su pareja y le obsequió unos globos. Los guardianes colaboraron plenamente -por miedo, dinero o voluntariamente- y beneficiaban al trasladado con ese descarado encuentro en plena calle y a la luz del día. El director afirmó haberse enterado por redes sociales -¡ya es una señal de alarma!- y, en definitiva, aceptar que desde que un vehículo abandona el centro de detención, y hasta que regresa, nadie está en condiciones de saber dónde está, qué hace o si siguió una ruta no prevista. Se lo voy a poner más duro: un preso puede abandonar la prisión, cometer no importa qué delito, y regresar, sin que nadie se entere, controle o verifique fiablemente el proceso.

En muchos países -este es uno de ello- el privado de libertad es alguien despreciado, odiado, desechado y sin importar lo que le pueda pasar. En ese razonamiento hay algo que falta para hacerlo más directo, duro y deleznable: el 50% de quienes están en prisión no están condenados, con lo cual no están pagando sanción penal alguna. Sencillamente, un sistema carcelero, como el guatemalteco, pone en prisión a una persona tras un accidente de tráfico hasta a un marero autor de varios asesinatos; y ambos permanecen ahí, a veces, más tiempo del que les corresponderá en una supuesta sentencia. Y si pregunta en la calle sobre el trato que deberían de dispensarles, seguramente la pena de muerte aparecerá en varias ocasiones.

En contraste con lo anterior, el preso puede tener en su celda todo un apartamento amueblado minimalistamente, lo que implica refrigeradora, televisor, microondas y algunas otras “necesidades” básicas como celular, juegos digitales, internet o cama y sillón para amueblar el espacio que aún tiene, mientras otros, que no pagan duermen en el suelo sobre un cartón. Sobra explicar quién es el beneficiario del pago de esos privilegios que se conceden arbitrariamente por un juez y que son aplicados por los funcionarios de prisiones. Además, algunos reciben los tres tiempos de comida, disponen de finas bebidas sin límites y reciben visitas conyugales o sexuales, o de las dos que suele ser lo más común.

Al ingresar a prisión los futuros internos suelen ser subastados entre los jefes de zona, y un porcentaje del pago queda entre custodios y autoridades, así que no hay de otra que “convencer” al nuevo para que, visto el ambiente de la subasta y los costos de la misma, avise a su familia sobre la forma y el monto de los pagos en el futuro, con el riesgo de verse afectado en su integralidad o en la de la familia que rápidamente es registrada en la mente de estos personajes.

La prisión requiere más seriedad y mucho más control, porque es lugar en el que se recluyen a quienes han traicionado a la sociedad y delinquido. Eso no quita que hay que respetar permanentemente normas y principios que facilitan la convivencia

En cinco meses de gobierno, es tiempo prudencial para haber instalado un sistema de GPS que de la alarma, pero también sanciones muy dura a quienes, estando a cargo de la custodia de otras personas, deciden no cumplir con su cometido y permitir actos que rebasan la confianza y la ética del trabajo.

Otra mancha al tigre, aunque en este caso esté enjaulado y haya una especie de desprecio social -cuando no falta de preocupación y  dejadez- por la situación del detenido y la observancia de sus derechos, así como del estricto cumplimiento de sus obligaciones.

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Pedro Trujillo
Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV

Sobre Pedro Trujillo

Socio fundador de ConCriterio, S.A., empresa de generación de contenidos periodísticos. Profesor universitario y conductor de radio y TV