Guatemala se encuentra en confrontación ideológica sobre temas que en pleno siglo XXI aún son tabú y concitan sentimientos y emociones extremas.
Se alzan tres banderas desde el Congreso de la República representadas en iniciativas de ley: Ley de protección a las niñas víctimas de violencias sexual la cual contemplaba el aborto para en niñas de 14 años que sufrieron abuso sexual; la Ley de protección a la familia, que prohíbe lo que no está permitido en Guatemala: el matrimonio entre personas del mismo sexo; y, por último, la Ley de identidad de género, que buscaba proveer a personas tránsgenero según su identificación.
Es cuestión de conectarse a una red social para percibir los decibeles de intolerancia que la discusión de estas iniciativas provocó. El caso de los restaurantes y panaderías San Martín, que colocaron en sus negocios afiches para convocar a una marcha contra el aborto, es un ejemplo de la inflexibilidad de las partes. Quienes apoyan la suspensión de embarazos, no dudaron en dejar sus comentarios de rechazo. En un ejercicio damos voz a algunos de ellos:
– “Ese pensamiento retrógrado y su apoyo a una ley me parece igual de retrógrada ¡sí me enoja!”
-¡Qué les pasa! ¿Acaso tratan de influir en sus clientes?
-“San Martín, tienen un cliente menos, yo decido no ustedes”.
La panadería no ha sido la única en recibir latigazos por levantar su bandera.
En junio de 2017, el Ministerio Público (MP) y la embajada de los Estados Unidos recibieron duras críticas al izar en sus sedes la bandera de la diversidad sexual, así fueron los comentarios:
-“Yo estoy a favor de una familia normal como Dios manda! No esta aberración”
-“Deberían promover la unión familiar no la de dos personas q no pueden crear vida”.
La discusión de la llamada “Ley del aborto”, despertó a los dormidos que no fueron lentos para aprovechar la controversia y llevar a la mesa una iniciativa olvidada: la de Protección a la vida y la familia, la cual, de forma expedita, está a un paso de ser aprobada.
La misma:
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Incrementa incluso triple las penas para quienes procuren y practiquen el aborto.
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El aborto culposo, por accidente o involuntario, se castiga con 4 años de cárcel.
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Prohíbe promover programas sobre diversidad sexual y la ideología de género. Además, no permitiría «enseñar como normales» las conductas distintas a la heterosexualidad.
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Prohíbe la unión entre personas del mismo sexo, y establece que
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Nadie está obligado a aceptar como «normal» cualquier conducta no heterosexual.
Fernando Linares Beltranena, presidente de la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales, la cual dictaminó favorable esta iniciativa, numerada como 5272, reconoce que hay aspectos que deben analizarse antes de la aprobación, pero opina que la misma no es inconstitucional.
“Ambivalencias es una de las cosas que con el pasar del tiempo vamos a estar viendo… para evitar ambivalencias, una ley debe ser clara y no debe dejar a dudas y a varias interpretaciones”
Juan José Porras, diputado de Viva:
“Si esta iniciativa logra llegar a tercera lectura será el momento para debatir, se debe entender que Guatemala es un país conservador y hay voces a favor y voces en contra”
Para el domingo el movimiento TransformemosGuate, integrado tanto por feligreses de la Iglesia Católica y Evangélica, han convocado a una marcha por la vida.
Al ser consultada Astrid Ríos, directora ejecutiva de la Asociación la Familia Importa, miembro de Transformemos Guate, sobre su posición a la iniciativa 5272 dijo:
¿Apoyan la iniciativa 5272? ¿Están de acuerdo con el contenido? Nosotros apoyamos cualquier iniciativa que vaya en favor de la vida y la familia.
Mientras que el Padre Manuel Chilín, de la Arquidiócesis de Guatemala dijo:
“Hay que tener mucho cuidado porque fácilmente la gente puede manipular la situación y puede jalar agua para su molino, para nosotros lo importante es defender de la vida”
Gerardo Prera, de TrasformemosGuate, fue enfático en que no apoyan ningún proyecto en contra de la vida, al consultarle cuál es la propuesta del movimiento respondió: