Los bautizos han sido una tradición en centros educativos y universidades a nivel nacional, pero estos con frecuencia son violentos, incluso en la Universidad de San Carlos los prohibieron debido a incidentes en el pasado. El Instituto Técnico Industrial George Kerschenteiner, ubicado en Mazatenango, fue noticia esta semana luego de que un estudiante de 17 años perdió la vida a golpes durante esa actividad.
Celso Enrique Girón cursaba el primer año de la carrera de tornos en el instituto técnico. Yolanda Ramos, su madre, lo describió así en declaraciones a los medios locales el día que él murió en el hospital de Mazatenango:
Mi hijo era un joven tranquilo, no era de esos que estaba haciendo cosas fuera del orden. Era muy conocido en todo el pueblo, incluso estaba en el equipo de marcapasos. Fue un niño que desde su temprana edad se entregó a la iglesia, y todos lo conocían.
Girón pertenecía al grupo que toca el tambor y chirimía en la hermandad de Mazatenango, equipo de marcapasos.
Ramos también confirmó que su hijo participó en el bautizo para obtener un sobrenombre, es decir un “apodo de honor” con el cual lo identificaran sus compañeros. Esa es la tradición en el instituto. Celso Girón deseaba apodarse “La muerte”, y para hacerlo debía recibir 4 golpizas, y la que acabó con su vida fue la tercera.
Byron Morales, director departamental de educación en Mazatenango, explica que en estos “bautizos” quienes participan son alumnos dirigidos por exalumnos. A este grupo de antiguos estudiantes los llaman “abuelos”.
Morales relata así los hechos:
En las investigaciones nuestras, sabemos que ingresaron por el lado de enfrente dos ex estudiantes con una moto, obviamente ya se dedujeron responsabilidades a las personas encargadas del control de ingreso y acceso a las instalaciones. Y por la periferia del establecimiento, hay puntos débiles por donde se puede saltar fácilmente a estas áreas y se dice que ingresaron dos personas por allí. Es decir, eran 4 los antiguos, los “abuelos” que entraron al establecimiento. Hay evidencia que de esos cuatro más tres muchachos a quienes iban a practicarles el ritual; otro grupo de estudiantes se incorporó y se fueron a un área donde saltaron a un terreno baldío que colinda con las instalaciones del instituto.
El Ministerio Público (MP) y la Policía Nacional Civil (PNC) ya identificaron a las dos personas que ingresaron por la entrada principal, pero no han sido localizadas. El MP no dio más detalles pues la investigación está en curso, pero los padres de la víctima han denunciado irregularidades en el manejo del caso: por ejemplo, presionaron para que se realice una nueva necropsia, pues afirman que la primera es incompleta.
Padres de familia grabaron y transmitieron una reunión con el director del instituto, Edwin Tomás, a quien reclamaron la falta de personal ese día:
¿Quién era el encargado de la tarde? Si el profesor pidió permiso, tenía que haber alguien encargado de velar por la seguridad. Eso es lo que nosotros nos estamos preguntando ¿Qué se hizo la persona que tenía que estar presente?
Tomás les respondió que hay poco personal y es difícil mantener el orden dentro del instituto.
Francisco García, auxiliar de la Oficina del Procurador de Derechos Humanos (PDH) en Suchitepéquez, dice que dichos bautizos suelen celebrarse en enero, pero debido a que se tomaron medidas preventivas durante ese mes, los alumnos y exalumnos han buscado oportunidades durante el año para llevarlos a cabo.
García asegura que no es la primera vez que ocurre un incidente violento en esta casa de estudios:
Recuerdo dos casos. Le abrieron la cabeza a un joven, lo empujaron y cayó en el filo de una banqueta; y en otro caso fracturaron a un muchacho y recuerdo que la policía llegó y detuvo al agresor porque era una persona mayor de edad y fue trasladado al centro preventivo, salió esposado del centro educativo.
Las autoridades del ministerio de Educación y del instituto argumentan que han hecho esfuerzos en el pasado para evitar los bautizos pero no han sido eficientes. Ahora el instituto se encuentra cerrado; solo pueden ingresar quienes se identifiquen y se prohibió la entrada de exalumnos.
Este no es el único hecho violento que ocurre este mes en un centro educativo en el país. El 4 de mayo murió un estudiante de 13 años que fue golpeado por sus compañeros en una escuela en Retalhuleu.