Son las 3 de la tarde y las tareas de la escuela están concluidas y es hora de ir a la cancha a disfrutar de un partido de fútbol con los amigos.
Pablo, Joshua, Alex, David y Steven forman la mitad del equipo de fútbol de la cuadra. Tienen entre 7 y 11 años. Sus nombres han sido modificados en esta historia para proteger la identidad de los protagonistas: son niños.
La cancha es la pasión de estos cinco chicos. Todos los días del año 2014 se apresuraban a estudiar para luego rodar el balón y gritar el anhelado gol de la victoria. Pero pronto descubrieron que el peor adversario estaba en el propio equipo. Alguien que solo quiere aprovecharse de ellos.
“La estrategia de él para ganarse a los niños fue el fútbol”
Escuchamos la voz de Blanca Rodríguez, así llamaremos a la mamá de uno los 5 pequeños jugadores, una mujer robusta aunque frágil ante la experiencia. Ella fue quien reunió las fuerzas para señalar al agresor de los niños: el entrenador del equipo.
Es un hombre de 50 años, un vecino conocido de la colonia, a quien siempre vieron vinculado a los deportes. Ahora es el acusado en un juicio penal. ConCriterio intentó localizar al defensor público que lo representa, pero no fue posible ubicarlo.
La historia que han articulado para acusarle es que el entrenador tomó un año para ganar la confianza de los niños, pero además de las familias.
“Él se ponía a jugar con ellos, los entrenaba, les daba golosinas, era una personas amorosa con los niños”
Blanca creyó en aquel hombre. Sintió que el cariño hacía los niños era genuino.
El entrenador enseñaba a los pequeños las técnicas del balompié, parecía alguien en quien los padres y chicos podían confiar. Pero bajo el uniforme de entrenador, los niños descubrieron a un monstruo. Así lo relata ahora Blanca.
“Pasaron varios meses para que él se ganara la confianza y luego abusar de los niños”
Era un agresor sexual, según relató uno de los cinco niños víctimas de él.
“Nos dimos cuenta porque uno de los amiguitos nos contó que esta persona les había dicho unas cosas, empezó a acosarlo verbalmente. El niño se atrevió a contarles a sus papás y el papá se acercó a mí y me preguntó qué podíamos hacer. Él empezó a contar con detalles que había pasado con esta persona y nos dijo en donde había sido”.
Las víctimas del entrenador fueron la mitad del equipo de fútbol, según consta en el proceso penal abierto en 2014 en la Fiscalía Especial de delitos contra la Mujer del Ministerio Público, que acusa al instructor de abusar de 5 niños.
“Cuando él estaba jugando, le dijo que si se dejaba chupar el pajarito y que él le iba a dar dinero. Él siguió jugando y el entrenador se tocaba. Luego le dijo a otro niño: “ahí te preparás porque mañana te toca a vos”. Entonces el niño se quedó callado, se asustó y no dijo nada”
Blanca fue la mamá que tomó la iniciativa de denunciar al agresor de su hijo. Las otras madres sentían vergüenza, pero finalmente accedieron.
A mi hijo lo que le dijo fue: “vamos a traer unas pelotas, luego le agarró la mano y se lo llevó y lo metió a su casa”
Por estos casos el entrenador fue capturado en 2015 y guarda prisión desde entonces. Enfrenta cargos de agresión sexual y violación con circunstancias especiales de agravación por dos de los niños. Uno de ellos el hijo de Blanca, pues resultó contagiado: “A mi hijo lo infectaron de papiloma, ha sido bien difícil”
Rubén Herrera, fiscal de sección de la fiscalía de Niñez y Adolescencia del Ministerio Público, enumera algunas de las dificultades que los investigadores se enfrentan en este tipo de casos:
- El niño es quien tiene que explicar qué sucedió y es un proceso difícil y más cuando son de edad temprana porque les cuesta relatar lo sucedido.
- Revisiones médicas, se hacen complicadas para los médicos ya que por el trauma, en ocasiones los niños se oponen a la revisión de su cuerpo.
- Madres encubren agresores, hay conflicto de intereses cuando son abuelo, padre o algún otro familiar.
En ocasiones los exámenes físicos no reflejan agresión aunque esta se hubiese cometido, sin embargo los exámenes psicológicos pueden apoyar la acusación.
El caso del entrenador y su equipo de fútbol lleva tres años y medio en proceso penal. Y justo ahora se encuentra en la etapa de debate oral y público. El fiscal Herrera afirma que el retraso en la justicia es en todos los procesos.
“Cada juzgado tiene su propia agenda. Incluso para la que nos den fecha para la audiencia en cámara Gesell hay que esperar”
En Guatemala la violación y la agresión sexual contra menores ha incrementado en los últimos 10 años hasta en 315%: de 2008 a 2018 el Ministerio Público registró 37 mil denuncias. En ese periodo se han emitido solo 2mil 783 condenas.
Desde noviembre del año pasado los condenados por estos delitos están obligados por la nueva ley de Banco Genético y Registro de Agresores Sexuales, a informar el lugar de su residencia y trabajo tras salir de prisión. Tienen además prohibición de trabajar con menores. La ley obliga quienes trabajen con niños a presentar un certificado que compruebe que no tienen antecedentes de agresión sexual o violación de menores, a quienes no lo posean no se les permitirá trabajar con niños.