Cada año en Guatemala nace en promedio un millón de niños, de esta cantidad unos 600 mil no fueron vacunados contra enfermedades inmunoprevenibles en el 2021, lo que significa que solo se alcanzó un 42% de cobertura, situación que podría derivar en brotes de enfermedades como el sarampión si el ministerio de Salud no refuerza los programas, según la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa) y la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH).
Carmen Lucía Salguero, coordinadora de la Comisión de Salud de Fundesa, califica la situación de “crítica”, al considerar que el Covid-19 paralizó los servicios de salud primaria y los programas generales de vacunación contra enfermedades como el sarampión, la rubéola, poliomielitis, entre otras.
«Si cayó al 42% quiere decir que el 60% de los menores no fueron vacunados. La pandemia se comió hasta la vacunación infantil porque haber caído a un 42% de cobertura es gravísimo. La poliomielitis se ha erradicado al igual que el sarampión, pero estamos ante el riesgo de un nuevo brote. El covid-19 se comió hasta la vigilancia epidemiológica y el ministerio de Salud no tiene idea de cómo están las coberturas».
En el ministerio de Salud no se obtuvo respuesta sobre la cantidad de vacunas contra enfermedades inmunoprevenibles y si existe el riesgo de nuevos brotes.
Según Salguero, desde los años 1,999 y 2000 mil no se alcanza el 95% de cobertura en vacunación para menores de edad, y recordó que ni en 2014 y 2015 fue tan bajo el porcentaje, pues se reflejó en un 67%, a pesar de que no se compraron vacunas debido a un caso de corrupción en el ministerio de Salud en el cual se desviaron fondos destinados para la compra de fármacos. Para este año esa dependencia tiene Q403 millones asignados para programas de vacunación regular.
Entre las enfermedades inmunoprevenibles también están la difteria, el tétanos, la parotiditis y las hepatitis A y B. El sarampión según médicos, es sumamente contagioso y por cada persona que contrae el virus se contagian 18 más.
Zulma Calderón, delegada por la PDH para la supervisión de hospitales, dice que hay suficientes vacunas para continuar con los programas de vacunación general. Sin embargo, la poca cobertura es consecuencia de las restricciones por la pandemia que impidieron la movilización a los centros de salud, tampoco hubo contrataciones de personal directamente para atender la pandemia y que se liberara al personal que tenía funciones asignadas.
«El personal que salió a vacunar contra el covid-19 es el mismo que tiene que poner otras vacunas y derivó en que se descuidara ese problema transversal. El efecto que puede darse en los próximos meses es que podemos tener brotes de estas enfermedades que se pudieron haber prevenido con vacunación»
El problema ahora, no solo es la cobertura rezagada sino los padres de familia que creen ser víctimas de engaños para inmunizar a sus hijos contra el covid-19. Situación que se ha vuelto común en el Ixcán Quiché, dice Siriaco Ajtún, gerente de Provisión de los Servicios del ministerio de Salud, quien ha tenido problemas con padres de familia de menores que necesitan el refuerzo de las vacunas regulares, a tal punto de exigir que se les muestre el frasco que contiene el fármaco.
«Quieren ver que el frasco no diga covid, pero se les explica que esa vacuna no se pone en menores de 4 años. Se trata de hacer la promoción en la población para que no confundan, se les dice que son vacunas para el sarampión, hepatitis e influencia».
El Ixcán tiene una población de 104 mil personas de la cual 3 mil son niños menores de un año que deben recibir la vacunación regular. Otros 6 mil están comprendidos entre los 18 meses y 4 años que fueron vacunados y necesitan los refuerzos.