Hay incertidumbre y zozobra en la zona 6 de Villa Nueva: tres noches después, la municipalidad desconoce la causa del enorme agujero que se abrió frente el centro comercial Plaza Villa Nueva y en donde se hundieron 2 vehículos y sus pasajeros. El alcalde Javier Gramajo dijo que ignoran qué sucedió y el riesgo real:

No tenemos la claridad de cuánta profundidad tiene, no sabemos las dimensiones de la caverna y hacia qué punto va a llegar.

Desde la noche de los hundimientos, las autoridades acordonaron un área de unos 50 metros de diámetro. La cinta amarilla que alerta del peligro abarca a seis edificaciones donde funcionan una gasolinera, una maquila, un pequeño hotel y el centro comercial del cual la municipalidad ignora cuántos locales administra. Todos los negocios permanecen cerrados. Pero el temor real se vive unos 200 metros después, ahí hay residencias y, desde el domingo, los vecinos tienen insomnio, oyen retumbos y cada bocina que suena les quita la paz.

Carolain Gordillo, de 23 años, alquila con su abuela y su mamá en la colonia Las Vegas.

Nosotros tememos por nuestra vida porque estamos enfrente. Ayer seguimos escuchando retumbos y no podemos dormir por el miedo. Donde nosotros vivimos somos 5 familias que alquilamos enfrente del siniestro y no tenemos una casa segura para irnos.

Al enterarse de la presencia del alcalde Gramajo en el campamento de emergencia, estos vecinos llegaron para pedirle explicaciones ayer. El jefe edil los atendió por 15 minutos y envió al equipo de gestión de riesgo para evaluar las viviendas. La visita fue restringida para la prensa, pero ConCriterio pudo conectarse al recorrido a través de una comunicación telefónica con un vecino y, después de 5 minutos de inspección, no dijeron más que lo conocido. Derek Salguero, del equipo municipal que llegó al sitio:

El rango de riesgo lo podemos cambiar o modificar, por eso estamos esperando los estudios. Ahorita no sabemos qué es lo que está pasando aquí, entonces necesitamos los estudios, con base a eso podemos ampliar los radios de peligro: no estamos diciendo que las casas se van a derrumbar, sino que solo es determinar el peligro por estar muy cerca del incidente.

El alcalde Gramajo asegura que el 27 de junio supervisaron el colector afectado, pero no notaron cavernas. El jefe edil endilga la responsabilidad a las anteriores administraciones y señala que el 65% del municipio no tiene drenajes. Sobre los trabajos durante sus casi 3 años de gestión responde:

“Estamos por iniciar -drenajes- en colonia Primavera, Plan Internacional en Barcenas, Las Nuevas -ya lo terminamos-, a dos cuadras de la municipalidad no existía drenaje. Yo no voy a asumir lo que no hicieron hace 50 años”.

Los vecinos de colonias más alejadas temen el colapso de la red de colectores en todo el municipio. Jorge Paz, de 68 años, con residencia en Bárcena: (009) No sabemos en que momento puede haber una tragedia más grande.

Este vecino tiene 14 años de residir en Villa Nueva y le preocupa también la pérdida de plusvalía: nadie le va a querer comprar una bonita casa acá cerca porque en cualquier momento se puede derrumbar o hundir y todo eso baja la plusvalía.

La municipalidad ha solicitado apoyo al gobierno central para evaluar otros colectores, asegura Gramajo:

En el área de Santa Clara -que es de la misma línea de drenaje de reciente hundimiento-, en la Sonora y la salida de San José Villa Nueva, que hace 2 años tuvimos también un hundimiento que se resolvió.

Este reportero consultó a Gramajo sobre el costo total para atender el hundimiento del kilómetro 14.5 ruta al Pacifico, pero refirió la consulta al ministerio de Comunicaciones, donde no respondieron. El diario detalla que el lodocreto costó Q1.1 millones, pero se hicieron dos contratos bajo Estado de Calamidad por Q73 millones más.

Gramajo dice que trabajan en el nuevo diseño del colector dañado que conecta con el drenaje del que colapsó en junio: nos preguntaban ¿cuánto va costar? Eso no lo tenemos y no estamos en esa etapa.

Hasta el momento solo existen indicios de que están por llegar al vehículo donde viajaban Olga Choz, de 38 años, y su hija Hellen, de 15; Adolfo Mejía, esposo de Choz y papá de la menor, logró salir con vida del agujero, pero perdió dos dedos de su mano izquierda, ayer se programó su egreso del hospital al igual que el de otra paciente que presentó fractura cadera. Dos personas más dejaron el hospital mismo sábado del incidente.