Las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) de 2016 dieron vida a la posibilidad de repetir las elecciones cuando exista 50% + 1 de los votos nulos del total de emitidos. En los comicios generales de 2019, la anulación no logró llevar a un replanteamiento de los comicios en el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), pero sí marcó un precedente: 20.3% -1.3 millones-, de los ciudadanos rechazaron elegir a estos funcionarios, superado por mucho al 7% del 2015.

El estudio La diversidad del voto nulo publicado en 2019 en el sitio web Scielo. Org, una biblioteca electrónica, apunta a que “El sufragio nulo conforman una categoría negativa y heterogénea, ambivalente y residual. En perspectiva jurídica, es la opción cuando no se puede decidir a favor de qué persona, partido u organización”

Hugo Novales, analista político:

“Cuando un votante votó nulo lo podemos interpretar como que está insatisfecho con las opciones que se le presentaron, pero sí apoya el sistema y las elecciones; podemos también entender como que está rechazando el sistema, tiene poca información de como votar o quizá quiere conscientemente hacer uso de la ley para forzar a la repetición de una elección; todas esas son interpretaciones posibles de un voto nulo”.

En otras latitudes esta modalidad ha sido una forma de rechazo al sistema y la precariedad de opciones:

En 2021, la Voz de América escribió sobre Ecuador:

“Un histórico aluvión de votos nulos, con casi 2 millones, en los últimos comicios ha puesto en evidencia el descontento de la población ecuatoriana frente al actual sistema electoral”. La cifra representó 16.33%.

En 2009, en México surgió el movimiento anulista que, según los reportes de prensa, sí obtuvo un impacto considerable en varias ciudades y municipios mexicanos y alcanzó incluso niveles cercanos al 30% de nulidad.

Y en las legislativas de Argentina en 2001, se levantó el “voto bronco”, cuya magnitud fue de 21.3%, cifra similar a la del PARLACEN en Guatemala en 2019.

Una de las peticiones de las manifestaciones en 2015, fue que las elecciones se pudieran repetir cuando existiera la mayoría de votos nulos.

Pero esta modalidad de sufragio que nadie financia y promociona dice Novales y por lo tanto considera que superar ese 50% es poco probable:

Esta reforma puso una barrera muy alta, 50%+1 implica que una opción por la que nadie está haciendo campaña, que no tiene recursos del Estado para hacer propaganda, entonces es improbable que obtenga más votos que el resto de opciones”.

Carlos Ortiz, vocero del partido en formación Ciudadanía Celeste, cree que es necesario que los votantes tengan opciones confiables y afines, pero señala que hay mucha burocracia para la aprobación de una organización. En su caso, ya no les da tiempo de estar listos para 2023:

Nos hace ruido cómo es que surgen partidos políticos tan rápido. Nosotros analizamos también participar como comité cívico -que es más fácil para acceder al poder- lo pensamos en ciudad de Guatemala y Quetzaltenango, pero tampoco tenemos tantos recursos; tenemos la gana y reconocemos la necesidad de llevar gente buena al Estado, pero elegimos el camino de largo plazo para la siguiente elección.

Si bien la herramienta está contenida en ley, hay falencias señalan los entrevistados: si se llegara a superar el 50% de votos nulos, la norma no es clara si debe repetirse la elección con nuevos actores.

María Eugenia Mijangos, expresidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE):

El congreso modificó la propuesta original que proponía  que fueran diferentes candidatos. Ellos les quitaron esa parte, entonces ya no quedó claro. La expresidenta acusa que es el juego de intereses:  Como el Congreso está integrado por lo mismos partidos políticos tradicionales.

Aunque añade:  depende del grado de democracia de un país y de organización ciudadana. Porque si volteamos a ver al Perú, ¡que reacción por lo de Pedro Castillo! En cambio aquí, no llegamos a esos niveles, la gente no participa con intensidad!

El único efecto del voto nulo hasta el momento: trasladar la fecha de elecciones a medio año, ya que se pensó en la posibilidad de repetición de comicios pues el tema fue una respuesta a la demanda social de las manifestaciones de las plazas en 2015.