Palos al aire. Desesperados. Sin alcanzar la piñata, mucho menos arrebatarle algún dulce. Esos son los que da el Ministerio Público contra el presidente electo, Bernardo Arévalo, y contra la decisión de los electores guatemaltecos.
La Fiscal General, Consuelo Porras, el fiscal especial Rafael Curruchiche, actúan a no dudar bajo la conducción de alguien oculto que los utiliza a su antojo. Han de considerarlo los señores fiscales muy superior a ellos para obedecer a su absurda estrategia, pero hasta hoy no les ha demostrado efectividad alguna.
Por el contrario.
El Ministerio Público actúa contra los magistrados del Tribunal Supremo Electoral y contra el Registrador de Ciudadanos con un objetivo que a nadie escapa: Envolver en la duda y la desconfianza el proceso electoral para luego buscar su anulación. Pero su desprestigio es ya tan grande y su actuación tan notoriamente fraudulenta que es difícil, incluso que sus magistrados constitucionales amigos quieran darlo por bueno.
Su presunción de que el sistema de cómputo está alterado a favor del ganador es tan absurda que seguir persiguiendo ese objetivo es tratar de prender fuego a pólvora mojada.
Intentan dormir al sueño con el argumento que los vicios en el proceso de recolección de firmas del Movimiento Semilla son tales, que este partido nunca nació a la vida legal y, por tanto, no puede ser hoy, ni lo ha sido nunca, sujeto de derecho. Según ellos, así se concluye que no hay presidente Arévalo, ni hay diputados de Semilla. Es insensato, pero creen, ante el fracaso de sus opciones electorales preferidas, poder borrar la existencia del partido político que los derrotó y puso en evidencia su incapacidad para convencer a los ciudadanos.
El genio que creó la estrategia de cooptación del sistema se estrelló contra la sensatez de los votantes.
Habrá que ser realistas. Los propios magistrados constitucionales van a ceder ante el peso de la evidencia. No se van a sumar al Golpe. Es demasiado costoso para la vida de cada uno. Vean cuánta lágrima han derramado Omar Barrios y Lesther Castellanos por la pérdida de sus visas, mucho menos querrán los magistrados correrse tales riesgos.
La actuación tipo gallinita ciega del MP a lo sumo les servirá para castigar a quienes, habiendo sido parte de la alianza gobiernista y las instituciones cooptadas, luego se torcieron en el camino y terminaron aceptando la voluntad popular.
Al Registrador lo persiguen porque no des inscribió a Semilla cuando se lo ordenaron con maña. Y porque tiempo atrás inscribió al díscolo de Carlos Pineda.
Los magistrados del Tribunal Supremo Electoral que se suponían leales terminaron aceptando la victoria de un enemigo.
Los diputados oficialistas y sus aliados no podrán, sin incurrir en delito, excluir a sus colegas del Movimiento Semilla a partir de la resolución del juez Orellana. La jugarreta aplicada contra la magistrada constitucional Gloria Porras, aquí no surtirá efecto.
El MP no podrá asestar el Golpe.
Y quien mueve a la Fiscal desde las tinieblas probará de nuevo su mediocridad. Lo probará en las propias carnes de doña Consuelo Porras. A ver si luego quiere servirle de abogado defensor ante los Tribunales.