Autor: Pedro Trujillo

No hay que ser muy ducho en lógica para concluir que los múltiples representantes de la sociedad civil -los que no son políticos- yerran y, consecuentemente, se corrompen.

“Orden más contraorden, desorden” dice un aforismo militar que invita, precisamente, a que las decisiones se mediten, analicen, ponderen y cuando se toman se lleven hasta sus últimas consecuencias.

Y es que SEMILLA no termina de cuajar como director de orquesta legislativa, y el resto de los grupos y ciertos desafectos conforman una suerte de poder paralelo.

La desilusión provocada en estos casi tres meses de “nuevo” gobierno, es un llamado de atención a la necesidad de construir una ética nacional.

A más de dos meses de gobierno hay una diferencia sustancial con lo ocurrido en Argentina, cuyo presidente tomó posesión un mes antes que Bernardo Arévalo.

Dos meses sigue siendo poco tiempo, pero la sensación es que, a pesar de ello, la nueva administración debería haberse notado más.

De buenas intenciones, dicen que está empedrado el camino al infierno, y esta sentencia se ajusta como guante de seda en estos momentos particulares.

Creo que el Presidente, Bernardo Arévalo, está siento acorralado, presionado y mal aconsejado, para moverlo a satisfacer ciertos intereses personales y de grupo.

La mayoría de los ciudadanos aprueban y consolidan un régimen sin advertir que terminará por devorarlos.

Seguimos con mentes dependientes de un salvador patrio con nombre de país, comisión contra la impunidad, comunidad internacional, ONG o cualquier otra cosa que no seamos nosotros mismos.

Seguimos con mentes dependientes de un salvador patrio con nombre de país, comisión contra la impunidad, comunidad internacional, ONG o cualquier otra cosa que no seamos nosotros mismos.