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28 años después, poco parece haber cambiado para la niñez víctima de violencia en Escuintla
En 1996, el Estado de Guatemala ejecutó a Roberto Girón y a Pedro Castillo: los últimos dos ciudadanos condenados a pena de muerte por fusilamiento. Girón y Castillo violaron y asesinaron, en abril de 1993, a Sonia Marisol Alvarez, una nena de 4 años. Los hechos ocurrieron en Escuintla y, 28 años después, poco parece […]
Publicado el 18 Mar 2021

28 años después, poco parece haber cambiado para la niñez víctima de violencia en Escuintla

En 1996, el Estado de Guatemala ejecutó a Roberto Girón y a Pedro Castillo: los últimos dos ciudadanos condenados a pena de muerte por fusilamiento. Girón y Castillo violaron y asesinaron, en abril de 1993, a Sonia Marisol Alvarez, una nena de 4 años. Los hechos ocurrieron en Escuintla y, 28 años después, poco parece haber cambiado en aquella región.

El 18 de enero del 2021, el cuerpo de una nena de 4 años fue localizado en el interior de una finca en Tiquisate, Escuintla. La bebé había sido secuestrada y violada antes de ser asesinada.

¿Por qué se repiten estos crímenes cruentos en Escuintla? Y, para avanzar, ¿Qué es necesario para evitar estos crímenes en el futuro?

Sofía Zorin, encargada del programa de protección a la niñez en la organización Maná de Vida en dicho departamento, dice que son los pequeños de entre 1 y 8 años quienes corren más riesgo y son sus familiares cercanos quienes suelen abusar de ellos. La poca información y negligencia de los padres impiden erradicar estos delitos, dice Zorin:

 “Una de las causas que hemos visto es la falta de información de los progenitores de cada uno de los chiquitos que son violentados. Mucha negligencia en cuanto a los cuidados y los derechos que la niñez tiene. Hay varios casos en los que sí, los padres sabían lo que estaba pasando, pero por la dependencia económica, por falta de información o por temor, no se llega a colocar una denuncia… Es negligencia por parte de los encargados porque en muchos casos no les creen a sus hijos o consideran que el niño está mintiendo”

Queila Boror es fiscal en la Fiscalía de Delitos contra la Mujer en Escuintla. Ella apunta a que los pocos agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) son una de las causas que impide el rápido avance para eliminar la violencia:

 “No hay seguridad para ellas, recuérdese que agentes de la PNC son muy pocos los que hay. En muchos lugares, para que la policía llegue a brindarles auxilio a las personas, les queda muy retirado, porque son pocos.”

Gerson Ordóñez, vocero de la PNC en el distrito sur, explicó que la Comisaría de Escuintla trabaja en fortalecer su cobertura:

 “A nivel de jefatura de esa comisaría (Escuintla), se están implementando acciones y estrategias para que el recurso humano, si bien ha estado un poco debilitado, pueda llenar esos espacios que de alguna manera puedan quedar vacíos.”

Jorge Aguilar, portavoz de la PNC , explicó que, en Escuintla, hay 160 policías por cada 100 mil habitantes. A nivel nacional, la cifra es de 235 y en el departamento de Guatemala son 690 por cada 100 mil habitantes.

Josué Pajarito, abogado del Instituto de la Víctima, a cargo del caso de la pequeña de Tiquisate, está convencido que fortalecer el sistema de justicia es la clave. Para él, las condenas son de suma importancia, en la reducción de estos delitos.

El Observatorio de las Mujeres del Ministerio Público reportó, hasta el 14 de marzo, 1 mil 431 denuncias de delitos contra mujeres, niñas y adolescentes en el departamento de Escuintla. De estas, 8 corresponden al delito de femicidio y muerte violenta.

Natalia Gámez