Larga vida para Joviel
Mientras le sea útil a la ficción de la democracia, se mantendrá alentado y mucha salud, por detestable que sea su movimiento.
Publicado el 11 Jul 2025

Es la figura  más impopular de la vida pública del país. O al menos es un fortísimo competidor para llevarse ese título que le disputan a brazo partido Consuelo Porras, Rafael Curruchiche y Alejandro Sinibaldi. Roxana Baldetti ha bajado a un tercer escalón de impopularidad por su desaparición de las noticias diarias y Sandra Torres y Miguel Martínez la aventajan ahora con holgura. Pero aun siendo el más impopular o uno de ellos, Joviel Acevedo le es útil al establishment, a las elites o al status quo, como usted quiera llamarle, y por eso es improbable que su ocaso como figura de poder esté cerca.

Ya lo ve usted, la Corte de Constitucionalidad, cuya integración negoció Alejandro Giammattei, le guarda consideración. Su resolución más reciente procura insuflarle vida, mantener su poder intacto pese a los esfuerzos de la ministra de Educación, Anabella Giracca. De poco vale que la Constitución diga que la rectoría de la educación pública la tiene el Ministerio y no el sindicato.

A él, la Municipalidad Capitalina le permite lo que prácticamente a nadie, que sus seguidores estacionen sus vehículos donde quieran, rompiendo todas las normas impuestas por el concejo municipal.

Los tribunales que emiten amparos en contra de su huelga le abanican las piernas.

El Ministerio Público procura no lastimarlo siquiera con el pétalo de una rosa.

Y cuando  él es el protagonista de los bloqueos, los grandes detractores de estas formas de protesta prefieren concentrar sus perdigones en la inconsistencia del presidente Bernardo Arévalo que celebró la decisión de tantos grupos populares para defender el resultado electoral y ahora condena el comportamiento de Joviel. Como si pudiera hacerse un paralelismo entre una situación y otra. Como si se pudiera, con la mayor ligereza, condenar cualquier forma de protesta, por estridente y odiosa que sea, cuando el objetivo que se persigue es vital para la vida en libertad.

Es lo mismo que hacen quienes condenan para siempre la guerra. Sí, la guerra es odiosa, pero, ¿no ha sido indispensable lanzarse a ella para defender las libertades mínimas?

El punto es que Joviel conserva poder. Y en tanto, la animosidad hacia Bernardo Arévalo y su gobierno, o más bien, en tanto sobreviva la animosidad a una expresión política que se aleje un poco de la normalidad que se vive en el país desde 1993 hasta la fecha, una democracia y una libertad económicas de fachada, lo seguirá conservando.

Joviel tendrá un espacio privilegiado para operar como hasta ahora mientras sirva para limitar el poder de quien es considerado un subversor del orden establecido en el acuerdo de elites. Ese acuerdo que ahora se titula con simpleza como el régimen de la impunidad para la corrupción, pero que de fondo supone la sujeción del orden social del país a un mercado cautivo para el beneficio mayor de muchos políticos corruptos y unos pocos capitales y el espacio más o menos constreñido para quienes no compiten por los negocios fundamentales.

Joviel le es útil al poder económico porque ayuda a restarle poder político a quien gobierne. Una educación pública fuerte y sólida es lo contrario de lo que le sirve a un país aborregado, engañado con el espejismo permanente de la libertad del consumo, que convive con la precariedad en los asuntos más fundamentales.

Juan Luis Font

33 años de hacer periodismo, reportear, conducir, fundar y dirigir medios.

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Sobre Juan Luis Font

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