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Un guardia del Sistema Penitenciario con 20 años de trabajar en la institución contó a ConCriterio que solo los primeros 5 años recibió capacitación: fue, por ejemplo, a los polígonos para aprender a usar las armas. Pero desde entonces no tuvo formación. Tras dos décadas, su salario mensual líquido es de Q6 mil 300.
Sus condiciones laborales tampoco cambian, nos dice:
“En todos los penales que hemos estado, colchonetas podridas llenas de chinches, instalaciones sin agua potable, baños destruidos: hay lugares a donde se tiene que ir al monte a hacer nuestras necesidades; para bañarnos, a guacalazos. En la Granja Canadá, Escuintla, el calor es insoportable, no hay aire acondicionado. Hay ocasiones que para la comida nos toca llevar siempre agua, ricitos y tortillas. Las armas de uso están en mal estado, la munición vencida que no sabemos si van a reventar a la hora de un ataque; uniformes pues siempre tenemos que ver por nosotros mismo como comprarlos y yo gano Q 6 mil 300”.
Los guardias, reconoce, perciben “grandes” cantidades de dinero “por favores a los prisioneros”.
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Eddy Morales, exdirector de Sistema Penitenciario durante el gobierno de Álvaro Colom: como no hay escalafón, son nombrados a dedo y estos se van aprovechando e incrementan la corrupción dentro del sistema, porque empiezan a hacer cobros ilegales.

Sistema Penitenciario
Para ser guardia de presidios solo se necesita ser guatemalteco, tener entre 23 y 29 años y un título de nivel medio. Morales asegura que instauró la carrera penitenciaria:
El pénsum estaba orientado a forjar y construir penitenciaristas, se les daba cursos de criminología, derecho penal y penitenciario, derechos humanos y seguridad penitenciaria.
No obstante, el guardia con quien ConCriterio habló niega tal formación, más bien afirma que están olvidados y al servicio de los prisioneros. Morales cree que la degradación de Presidios se acentuó durante el gobierno de Otto Pérez del Partido Patriota.
Ellos llevaron a una estructura que estaba conectada con Byron Lima. Entonces aquel esfuerzo penitenciarista se vino abajo, porque hubo una alianza mafiosa entre ellos y empezaron a quitar a todos los trabajadores de formación y colocaron a los que les convenía. De hecho, las cooperativas penitenciarias como parte de la rehabilitación, las desaparecieron y solo dejaron a Torre Fuerte, de la que se apropió Lima.
El director de aquella fecha fue el coronel Luis Alberto González, destituido un año después por permitir constantes salidas al capitán Lima. Morales cuenta que los puestos de directores de los penales se venden entre Q60 mil y Q100 mil patrocinados por los presos: entonces empezaron a dejarle el control de las prisiones a los reclusos.
Jorge Mario Andrino, doctor en seguridad, señala que se necesitan medidas urgentes:
Ahí lo que tiene que hacerse es una intervención para evitar que ahora que está la crisis se aprovechen y tengamos otro tipo de problemas; lo segundo, tener un control distinto a un ministerio de Gobernación que ya tiene bastante con la seguridad pública; el otro gran planteamiento tiene que ver con la privatización y no solo es entregarlos, sino la posibilidad de tener un control y tener a las autoridades como garantes de los procesos; y tercero, la militarización de esos centros de detención. Yo no participo de involucrar al Ejército dentro de la seguridad civil, pero en 40 años hemos visto la incapacidad para controlar el sistema.
El exdirector de presidios coincide que la militarización debe ser temporal. Andrino, por su parte, agrega que una vez se tiene el control, reducirán las oportunidades de corrupción:
Sin decir que no se debe dar continuidad a una escuela, pasar polígrafos, control y supervisión con cámaras y control satelital para que cumplan su misión y si son obligados, pero eso no nos da una respuesta en los próximos 10 años.
Como nuevo director de presidios fue nombrado Francisco Pacay, un administrador público con maestría en seguridad de nación, condenado en 2015 por atentado y desorden público.