Estuve la semana pasada en la visita guiada de la exposición artística de Juannio 2025, la subasta anual de arte contemporáneo, exhibida en el Museo Miraflores. Éramos un grupo de alrededor de 20 personas escuchando atentos al director de la galería quien inició el recorrido con los premiados: cinco artistas que con grabados, pinturas o fotografías fueron seleccionados como la muestra más representativa de la plástica regional contemporánea.
Mientras escuchábamos la presentación de “Las Ilusiones” de Elda Figueroa, Primer Lugar 2025, a nuestras espaldas una obra silenciosa atrajo de manera especial nuestra atención. El cuadro “Gobernante de influencia Cotzumalguapa 2020-2024”, de Marlon Sigüina, provocó risas indiscretas, hizo a la gente refunfuñar y alguien exclamó “Ay no, chish”. El personaje de la historia es Miguel Martínez, exjefe de gobierno de Alejandro Giammattei, representado como una Diosa del Cacao.
En el frente, Miguel Martínez, en miniatura, está adornado o, más bien, vestido en el pecho, hombros y cintura con las vainas o “pochas” del cacao; por detrás, las semillas cuelgan en la cabeza y espalda, aunque las nalgas quedan descubiertas.
El precio base de la pintura en la subasta se fijó en US$600, pero hasta ahora nadie la ha comprado. Solo parafraseo algunas de las expresiones de los visitantes:
“Es que ¿quién se lo va a llevar a Miguelito a su casa?”
“Tal vez para ponerlo en el baño”
“O mejor en la lavandería”
¿A quién se le ocurrió inmortalizar al controversial “Jefe de Jefes” en esta obra de arte? ¿Y para qué registrar y representar al Gobernante de influencia de Cotzumalguapa en su trabajo? Marlon Sigüina, artista visual xinka, es el autor de esta pieza, y en una conversación telefónica me contó que esta es solo una representación de la serie “Aproximaciones arqueológicas” la cual resume su propuesta e identidad artística: recuperar los patrones precolombinos del arte xinka.
¿Qué tal serían los trabajos artísticos si la línea de influencia de nuestros antepasados se respetara?” escribió en la presentación de la obra ante el jurado de Juannio 2025.
Es joven Marlon Sigüina: tiene 32 años, nació y creció en Cuilapa, Santa Rosa, se presenta con orgullo como un artista xinka. Por las mañanas, dirige el Museo Xinka y por las tardes, el Instituto de Educación Básica “El Salitre” en Santa Rosa de Lima, donde imparte los cursos de artes visuales, cultura e idioma xinka.
“Yo tomé la figura de la Diosa del Cacao del museo Popol Vuh –símbolo de poder, lujo, fuerza, economía– y le puse la cara de Miguel Martínez de una foto que encontré en las redes sociales. Tenía todas las similitudes con la Diosa del Cacao: poder, influencia y riqueza”, relata el artista, “y también el origen porque son de la misma región” (Sigüina asegura que Santa Lucía Cotzumalguapa forma parte del territorio xinka).

Boceto: ambos personajes, la Diosa del Cacao y Miguel Martínez, guardan similitudes: poder, influencia, riqueza, explica Marlon Sigüina, el artista.
Miguel Martínez, de 35 años, es originario de Santa Lucía Cotzumalguapa, ubicada en la costa pacífica, tierra cacaotera y xinka. A partir del gobierno de Alejandro Giammattei su nombre cobró relevancia: reconocido como la pareja del expresidente, el joven cobró un poder sin precedentes cuando el mandatario lo convirtió en Jefe de Gobierno. Y, aunque a raíz de las críticas, esa instancia fue desarticulada y Martínez salió de la vida pública, su poder no decreció.
Por el contrario, la prensa documentó un tren de vida exuberante, viajes, inversiones y adquisición de propiedades que no correspondían a su perfil socioeconómico. Los reportes de indicios de sobornos llegan al extremo que Estados Unidos lo cataloga como actor corrupto y antidemocrático. Miguel Martínez niega las acusaciones e incluso ha pagado los servicios de abogados en el extranjero que trabajan para eliminar las sanciones.
El artista está consciente que resulta controversial: “en toda historia hay buenos y malos. Y esta no es una crítica, tampoco una burla. Solo una documentación reinterpretativa…” escribió en su propuesta. En la llamada telefónica me dijo “Mi propuesta no es una crítica ni negativa ni positiva, solo planteo y represento a un gobernante, la gente lo interpretará a su manera”.
El jurado lo consideró digno de mención: Juannio 2025 recibió 220 aplicaciones, de las cuales solo ingresaron 38 obras. En la visita nos dijeron que es una muestra selecta del arte actual. Andrés Cordón, Director Ejecutivo de la exposición y subasta, nos explicó que, en las propuestas recibidas, los artistas abordaron distintos problemas de la actualidad: conflictos, corrupción, machismo.
En un mensaje de texto, días después, le pedí que me ampliara su comentario: “La expresión artística siempre ha servido como un vehículo de respuesta hacia el contexto y la realidad que vive el artista. El arte contemporáneo no es ajeno a estas manifestaciones (…) En países donde la situación social es convulsa, es común que los artistas utilicen sus creaciones para manifestarse ante estas situaciones.”
Desde Santa Rosa, en la llamada telefónica, Sigüina me confesó que se sorprendió cuando supo que el jurado seleccionó su pieza. No es ningún novato en el arte de provocar: “Yo vivo en un medio muy conservador y a mí me gustan las reacciones que provoca mi arte. Acá, por ejemplo, a veces incorporo imágenes que les resultan desagradables a los espectadores: especialmente de sexualidad o con el uso de materiales distintos… y las personas no están preparadas para asimilarlas, pero sus reacciones muestran interés.”
La conversión de Miguel Martínez en la Diosa del Cacao provocó esas respuestas en quienes vieron su obra antes de que él la enviara a la subasta. Ahora, colgada en la galería, no deja de provocar el rechazo ni comentarios de sorpresa. Yo salí de la exposición pensando que la vergüenza social aún juega un papel en este país donde los sicarios disparan y siguen por la vía libre que les da la impunidad.

Marlon Sigüina en el taller en Santa Rosa con su obra más reciente.