La estación del año que para algunos es vida por su significado para la agricultura, es para otros sinónimo de tragedia y muerte. Así se vive cada época lluviosa en Guatemala, quienes viven en pobreza y pobreza extrema, el 53 por ciento de la población, resultan siempre más afectados.
A poco más de un mes de que empezaron las lluvias en el país, las autoridades reportan 14 muertos, 11 de ellos mueriron ayer en Soloma, Huehuetenango cuando toneladas de tierra les cayeron encima. La tragedia, el martes pasado, fue en Huehuetenango, pero la alarma de que ocurra algo similar es para todo el país.
De acuerdo con datos del Índice para la Valoración y Evaluación de Riesgo para Guatemala, elaborado por organismos internacionales, el 70 por ciento de los municipios tiene alta y muy alta vulnerabilidad ante desastres naturales.
Hay 10 mil puntos en donde, en cualquier momento, ocurre una tragedia.
Los departamentos con más municipios en alto riesgo son Quiché y Sololá, mientras que el departamento de Guatemala se encuentra entre la categoría de muy baja inseguridad. En la metrópoli asecha a quienes viven en más de 400 asentamientos en la ciudad capital, la precariedad de sus construcciones y la topografía del lugar los coloca en riesgo, pero si dirigimos la mirada, hacia Carretera a El Salvador, observamos que ahí también se construye en laderas, y terrenos similares al de un asentamiento de la zona 7. ¿Qué cambia de un lugar a otro? La condiciones económicas hacen más vulnerables a los vecinos.
El arquitecto Walter Monroy, director de reconstrucción de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, explicó que la diferencia es la condición de construcciones de sectores altos-medios: «Ahí se manejan las pendientes de un terreno con todas las medidas de mitigación adecuadas, que van a garantizar que la vivienda estará más protegida. Sin embargo, el riesgo solo se reduce, nunca será cero»
Según las autoridades, el nivel de humedad en los suelos en el país ha superado el 100 por ciento y esto provoca deslizamientos de tierra, y el nivel de exposición es en territorio nacional. Pero de acuerdo con el arquitecto Monroy, el mal manejo de aguas servidas también generan saturación de suelos.
«En Guatemala,» dijo Monroy, «las municipalidades dan muy poco mantenimiento a los colectores de aguas servidas, si de existir, se podría detectar fallas y fugas en los drenajes de la ciudad y evitar hundimientos de suelo».
El Índice para la Valoración y Evaluación de Riesgo para Guatemala detalla además que el 85 por ciento de los municipios del país no están preparados para responder ante cualquier tipo de desastres, por lo que se advierte que las repercusiones para la población tendrán un alto impacto negativo.
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